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La cantidad de obras basadas en la inventiva del diácono anglicano Lewis Carroll, pseudónimo por el que es conocido en la historia de la literatura Charles Lutwidge Dodgson, escritor de la obra Alicia en el país de las maravillas y su secuela, Alicia a través del espejo, son innumerables. Desde la clásica y edulcorada obra de Disney hasta nuevas y particulares visiones de todo tipo y condición llevadas al cine, teatro, novela, música, y como no, videojuegos. Quizás uno de los creadores que mejor ha entendido la profundidad de la obra de Carroll, llena de metáforas, de ambientes ilógicos y aún a día de hoy, fresca y actual, con mucha carga significativa entre líneas, ha sido el particular American McGee, que hace más de diez años mostraba al mundo Alice, su visión del País de las maravillas. Aquellos que conozcan la obra original y algún otro trabajo del escritor, descubrirán que McGee no es completamente fiel, ya que el enfoque original no pasaba de lo absurdo y de jugar con la lógica, invitándonos a descubrir mundos cargados de simbolismo, mundos extraños llenos de secretos donde nada es lo que parece, sin embargo existen claras diferencias entre el mundo inquietante del escritor y el grado de demencia y desesperación que plasma McGee en una segunda entrega, que continua bebiendo argumentalmente con mucho acierto de la entrega original, un título convertido en obra de culto a pesar de haberse quedado en el cajón de las “oportunidades” de las obra maestras para pseudo-intelectuales de verbo fácil, el título se jugó poco en su día y se le ha recordado menos durante esta década, en la que Alicia ha estado encerrada en el psiquiátrico a merced de su desafinado cerebro.