A esta alturas nadie se sentirá ofendido cuando afirmamos que la industria del videojuego suele ser coto libre para desarrolladoras y editoras que reinventan y reeditan sus series y sagas hasta límites insospechados, siempre con resultados menos brillantes y con un nivel de calidad inferior a las entregas en las que se basan, justo todo lo contrario de lo que le sucede a nuestro Mario. Nintendo siempre ha logrado no romper la línea de juego de la franquicia conservando la misma calidad de entretenimiento que su original y Super Mario 3D Land no es una excepción. La primera incursión del popular fontanero en la nueva portátil de Nintendo es el ejemplo perfecto de cómo se pueden recoger elementos de títulos anteriores y que funcione, con la particularidad de incluirlos en un mundo 3D, algo que le brinda personalidad propia. Una combinación que seguramente alimentará las iras de los detractores de la serie, siempre apoyándose en el férreo mantenimiento de las mecánicas jugables a través de los años. Pero Super Mario 3D Land es un juego magnífico, un exponente del concepto de diversión por encima de la técnica, una sucesión de contenidos recolectados que en lugar de derivar en un experimento fallido ha resultado un producto realmente atractivo y sobre todo divertido.
Aunque es poco habitual encontrar títulos inspirados directamente en pasajes religiosos, en El Shaddai: Ascension of the Metatron la narrativa está completamente enfocada a ciertos pasajes antiguos que nos ponen en el papel de Enoch, o como bien avisan en el comienzo del juego, uno de los otros 71 nombres diferentes que ha adoptado el personaje a lo largo de miles de años. La denominación de un hombre escogido por los cielos para detener a siete ángeles caídos que están corrompiendo a la humanidad. Para ello, contará con la ayuda del guardián Lucifell, si él mismo, pero antes de cambiar de bando y cuatro arcángeles más.
La llegada de nuevas plataformas suele estar ligado a producciones de marcas con demostrado tirón comercial que no siempre suelen ofrecer lo que prometen. Este no es el caso de la nueva portátil de Nintendo, que incluye entre los títulos más destacados de su joven catálogo una adaptación de un juego del calibre de Ocarina of Time, una producción para Nintendo 64 que consolidó patrones que se utilizan en la mayoría de los juegos actuales y para muchos el mejor videojuego de la industria de todos los tiempos, pero ¿cómo se puede adaptar un juego que roza la perfección?
Este ha sido uno de los problemas con lo que se han encontrado Nintendo y Grezzo a la hora de desarrollar The Legend of Zelda: Ocarina of Time 3D, un desafío que no solo debería devolvernos la aventura más importante de Link, además tendría que modernizar su aspecto, incluir alguna novedad, adaptarse a las características únicas y respetar los orígenes de un clásico que marcó un antes y un después.
La incorporación de la Bad Company y Preston Marlowe a la plantilla de anti héroes indisciplinados que son capaces de sacar adelante las misiones más peligrosas, obtuvo resultados desiguales por la baja calidad del modo campaña que incluía y los soberbios modos multijugador que los suecos de DICE desarrollaron y que a la postre se convertirían en uno de los mejores juegos en red que se pueden disfrutar en consola.