Por haberse escrito hace más de 2000 años, la Palabra de Dios no se refiere explícitamente sobre si un cristiano debiera jugar videojuegos, por lo que parece que básicamente, los cristianos pueden disfrutar de este tipo de entretenimiento, más si se trata de fomentar y dar a conocer algunos elementos de manera divertida. Desde el principio se deja claro que la historia es una reproducción de un pasaje bíblico, con un nombre muy parecido.
Jugabilidad
Para ir abriendo boca, hay que comenzar destacando que El Shaddai es un divertido juego de acción. La obra de Ignition Entertainment combina con cierta maestría algunas mecánicas que van desde el avance en horizontal, hasta las plataformas pasando por modos Hack´n´Slash, a través de los cuales Enoch visitará los siete pisos de la torre que desafía los poderes divinos. De este modo, lo mismo tendemos que subir hasta puentes móviles o saltar sobre péndulos gigantes, aunque la mayoría de las mecánicas derivan en la lucha en cortas distancias; es en estos momentos cuando la adaptación del pasaje se convierte en un Hack´n Slash, donde Enoch podrá usar una de sus tres armas disponibles para derrotar a los adversarios.
Por otro lado, una de las carencias más apreciables del juego es la falta de objetividad y resultados importantes con la recolección de ítems. Los objetos brillantes están por todas partes, pero en ningún momento se explica para qué sirven. El juego promete una evolución automática, personalizando las habilidades del personaje en la forma en la que cada usuario se comporta en el juego. Sin embargo estos cambios no son perceptibles en ningún momento. Por ejemplo, el juego sólo tiene tres armas disponibles: un arco, un escudo, que a su vez se divide en dos y actúan como unos puños y una circunferencia que permite disparar proyectiles, pero en ningún momento se ofrece la posibilidad o se siente que ha aumentado el alcance de los disparos o la fuerza de los golpes, incluso evitando mostrar la cantidad de vida del personaje, lo que deja claro que la propuesta del juego es aplicar la máxima sencillez a todo lo propuesto, evitando incluso la presencia de información para el jugador.
La campaña, que se extiende alrededor de 12 horas, peca de mecánicas repetitivas, incluso con los diversos modos de juego y escenarios, el juego falla estrepitosamente en la exposición de las mecánicas de juego, de hecho las siete misiones y los 11 capítulos del juego se resumen en avanzar por el nivel saltando de una plataforma a otra hasta llegar al punto marcado para su finalización, aquí combatiremos con algunos enemigos, poco después, toca enfrentamiento con un subjefe y posteriormente con el demonio que tendremos que capturar, el cual suele presentar dos formas. La única variación que presenta toda la producción la encontramos en una fase intermedia en la que tenemos que pilotar una moto.
Gráficos
Uno de los mayores alicientes que presenta El Shaddai: Ascension of the Metatron es el estilo visual. Aunque técnicamente, el estilo no impresione tanto, el apartado artístico deja palpable lo cuidado del apartado, con escenarios de gran profundidad aplicados en colores casi divinos. Y es que artísticamente es uno de los juegos más impactantes de los últimos tiempos. Aunque nuestro personaje casi siempre pisa sobre plataformas o caminos estrechos, a su alrededor se pueden observar paisajes inmensos.
Otro de los puntos destacables del apartado gráfico son las animaciones y los decorados, que generalmente concurren en forma de sombras, pinturas o con alguna otra forma de sorprender al jugador, mientras que en las pantallas de carga aparece nuestro protagonista y varios enemigos de los que dar cuenta mientras esperamos el próximo nivel, una característica realmente innovadora.
Audio/Sonido
Si la banda sonora no deja el mismo sabor a gloria que el apartado gráfico, si contribuye junto al resto de efectos de sonidos y composiciones de la producción a una inmersión mejor, suponiendo una mejora en el conjunto, es absolutamente complementaria al carácter religioso de la obra, realizando un papel importante y otorgando un extra muy cinematográfico.
Conclusiones
Más allá de las reticencias iniciales al tratarse de un juego de marcado y abierto carácter religioso, El Shaddai: Ascension of the Metatron es un juego bonito e innovador a partes iguales. Aunque las mecánicas resultan algo repetitivas, la propuesta es significativamente extraña aun con una peligrosa trama que trata de adoctrinar más que divertir, aunque en medida del jugador la balanza variará de un lado u otro. En definitiva, El Shaddai es un juego distinto y una experiencia que merece una oportunidad.
El Shaddai - Comic-Con 2011 Trailer
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Alberto López Torreón
