De acuerdo con Schell, esta es la raíz de los problemas de Microsoft con su Xbox One, que calcularon mal la psicología de sus clientes. Es el dilema del ‘innovador clásico’, ya que el mercado va a cambiar y el cliente va a responder positivamente al cambio, pero el propio cliente no necesariamente va a permitir que el actual líder sea el encargado de hacer que el cambio suceda. Según Schell, hay un error que todas las grandes compañías cometen, pues no escuchan a sus consumidores. “El problema está en que los jugadores hardcore siempre quieren lo mismo: queremos exactamente lo que nos habéis dado hasta ahora, pero tiene que ser completamente diferente”, declara el desarrollador. La charla finalizó con el desarrollador hablando sobre las nuevas formas de jugar utilizando tablets y dispositivos portátiles. “Lo que hará la mayor diferencia en los próximos cuatro años será que alguien aparecerá con un videojuego genial para tablets”, concluye.