Corría el año 2010 cuando los hermanos Moldenhauer decidieron hacer un viaje al pasado y recoger conceptos que funcionaron hace décadas. Los videojuegos han evolucionado, en gran medida, a mejor, pero también se han dejado atrás elementos que los usuarios más nostálgicos todavía echan de menos. Así nace ‘Cuphead’, una oda a la animación de los años 30 que llegó cargada de esquemas que recuerdan a los inicios de la industria del entretenimiento digital a tenor de una jugabilidad rápida, una premisa simple pero efectiva, una dificultad endiablada –pero justa- y, sobre todo, mucho amor a la hora de presentar cada uno de los elementos que aparecen en pantalla.
Los protagonistas son los hermanos Cuphead y Mugman, dos personajes cuyas cabezas son tazas de té que deciden complicarse la vida dirigiéndose a un casino para amasar fortuna. Las cosas parecen ir bien, pero el Diablo, propietario del casino, decide hacerles una propuesta que no podrán rechazar: si ganan a los dados tendrán tanta riqueza que no podrán gastarla en varias vidas; si pierden, sus almas pasarán a ser de su propiedad. Y, como la banca siempre gana, los hermanos quedan a merced del rey de las tinieblas. Sin embargo, el Diablo propone una solución alternativa: obtener las deudas que tienen otros con él y devolvérselas. Así se salvarán del fuego eterno, según indica el Diablo, claro. Para producir ‘The Cuphead Show’ se ha contado con CJ Kettler (‘Carmen Sandiego’), mientras que los creadores, los hermanos Chad y Jared Moldenhauer, trabajarán como productores ejecutivos a través de MDHR.