"La industria de los videojuegos tiene un largo historial de acciones para proteger a los jugadores, especialmente a los niños, pero reconocemos que ninguna empresa o industria encontrará la solución por sí sola", asegura McCarthy. El trabajo se guiará por una serie de principios, comenzando por la "prevención". En la práctica, esto significa ofrecer herramientas para que padres y jugadores personalicen la experiencia de juego, ya sea a través de códigos de conducta, términos de uso y prácticas de implementación, o mediante la propia tecnología.

El segundo principio es el de "asociación". Las empresas se comprometen a establecer líneas de comunicación entre industria, reguladores, legisladores y las comunidades de usuarios, con el objetivo de mejorar las medidas de prevención y seguridad. "Creemos que el odio y el acoso a los más jóvenes no tiene cabida en el mundo de los juegos. Nos hemos asociado para promover un comportamiento seguro y alentar el uso de herramientas de denuncia para apuntar a los responsables", describe.

Finalmente, las empresas apelan a la "responsabilidad" de los propios usuarios, una parte vital para que las plataformas sean lo más seguras posible para todos. Algo que también significa que se mejorarán las vías para tomar las acciones necesarias en respuesta a las infracciones, incluida la restricción del uso de los servicios por comportamiento inapropiado.

"Podemos lograr mejores resultados cuando trabajamos hacia un objetivo común, por lo que continuaremos invirtiendo, evolucionando y expandiendo la seguridad. Mientras trabajamos, daremos prioridad a la seguridad de nuestros jugadores, especialmente los más vulnerables", destaca el texto. Además de pautas generales y objetivos comunes, sin embargo, no está claro, cuáles son los próximos pasos o acciones comunes que adoptará el trío de empresas.