Tomiris asumió el mando de un grupo de nómadas que se dedicaban al pastoreo en el 530 a. C., después de la muerte de su esposo, jefe hasta entonces. Sus hazañas se mencionaban en las obras de varios grandes escritores antiguos como Heródoto, Estrabón, Polieno, Casiodoro y Jordanes.
La historia sobre Tomiris más famosa tiene que ver con el rey persa Ciro el Grande y sus esfuerzos por invadir y subyugar al pueblo de Tomiris. Ciro y sus tropas plantaron un campamento sin vigilancia con una gran cantidad de vino en territorio escita. El ejército escita, dirigido por el hijo de Tomiris, tropezó con el vino y, desconociendo los efectos del alcohol, bebieron hasta perder el sentido. Después, los persas atacaron al incapacitado ejército y secuestraron al hijo de Tomiris.
Tomiris, enfurecida, desafió a Ciro y hubo otra batalla; sin embargo, esta vez Ciro y sus fuerzas fueron derrotados, sufriendo innumerables bajas entre las que se incluía el propio Ciro. Tras la muerte del rey, Tomiris hizo que decapitasen y crucificasen su cadáver, y sumergió su cabeza en un odre lleno de sangre humana. Se dice que, durante el acto, Tomiris declaró "¡Te advertí que ahogaría tu sed de sangre, y eso haré!".