Con esto en mente, inXile Entertainment nos invita a adentrarnos dentro de una tradicional e innovadora partida de rol que durará decenas de horas. ‘Torment: Tides of Numenera’ nos convenció tras ser financiado en Kickstarter de manera masiva, y, tras ciertos retrasos de última hora, el título llega a PlayStation 4 y Xbox One con todos sus elementos intactos, adaptando el estilo de juego al mando de control y presentando una rara avis dentro del catálogo de la sobremesa. Seguidores de lo clásico, de la narrativa y los mundos prolíficos… tenéis una cita ineludible en el Noveno Mundo.
La narración como manera de dar forma al mundo
Desde el primer minuto, ‘Torment: Tides of Numenera’ se distancia de propuestas de rol tan conocidas como ‘Final Fantasy’ o ‘The Legend of Zelda’. El rol del que hablamos es occidental y tradicional, y se remonta a décadas pasadas en donde la imaginación y la lectura van estrechamente de la mano para que sea el propio jugador el que tome la iniciativa de explorar cada vestigio del recóndito mundo. Así, el estudio nos propone visitar –y disfrutar- el Noveno Mundo, una suerte de planeta Tierra ambientado millones de años en el futuro donde tanto civilizaciones, criaturas interdimensionales, robótica, ciencia y alquimia conviven en cierta armonía.
Nuestro papel no es otro que el de encarnar al Último Desecho, un concepto que nos acompañará durante toda la aventura. Para ponernos en situación, diremos que existe un Dios Cambiante cuyo objetivo es burlar a la muerte adoptando cuerpos presentes y abandonándolos cuando sea necesario, siendo nosotros su último contenedor desechado. Perdemos la memoria, sufrimos una gran caída al vacío, entramos en lo más profundo de nuestra psique y despertamos en un mundo extraño que pide a gritos que lo exploremos mientras que la Agonía, elemento que da caza a los desechos de este Dios, busca nuestra cabeza.
El punto clave que presenta el videojuego, insistimos, es la narración. Cientos de miles de líneas de texto nos esperan con sus correspondientes decisiones en forma de diálogo. Esta gran apuesta por la lectura es un arma de doble filo, pues el jugador debe adentrarse dentro del pasado, presente y futuro del mundo en su propia imaginación, a veces con historias que parecen no tener nada que ver con nosotros pero que inevitablemente dan más detalles sobre el mundo que nos rodea. De esta manera, nos olvidamos por completo de secuencias cinemáticas de corte técnico para presentar, en todo momento, una narrativa compleja y extensa que puede abrumar hasta al jugador más letrado. Si no queréis leer ya podéis ir olvidándoos de divertiros con este videojuego.
Y es que la ficción propuesta se integra directamente con el desarrollo de nuestro personaje. Abundan las conversaciones con personajes secundarios, y, al mismo tiempo, las decisiones que tomemos irán confeccionando nuestro mundo. Cada respuesta es original y elaborada para la ocasión, a veces con más de 10 respuestas por pregunta, lo que invita a la reflexión y a escoger cuidadosamente cada sentencia. Nuestros compañeros de aventura pueden molestarse con nuestros dilemas y abandonar el grupo, e incluso las batallas pueden esquivarse si empleamos las palabras adecuadas. La atención y astucia de nuestro jugador –así como los parámetros de nuestro personaje-, son un elemento clave para disfrutar de la obra en todo su esplendor.
Ingredientes clásicos en una obra atemporal
Si las descripciones y los relatos componen casi las tres cuartas partes de la obra, la exploración, curiosidad e intenciones del jugador componen el último cuarto. Como en los títulos de su época, ‘Tides: Torment of Numenera’ premia la exploración por encima de las batallas, que, sin relegarlas a un segundo plano, se mantienen bastante al margen durante la mayor parte de la aventura.
Estas batallas, denominadas Crisis, se presentan por turnos. Durante nuestra aventura nos acompañarán hasta tres personajes más que podrán unirse a la lucha, formando un equipo temporal que hará frente a los peligros del mundo. No obstante, más allá del uso de la ofensiva, la magia y las habilidades de nuestro personaje en un sistema bastante pausado, también podremos hacer frente a la lucha con nuestra lengua sibilina. Sí, podremos evitar los combates utilizando la palabra como si un diputado del parlamento se tratara: podremos mentir, jurar, influir, traicionar… todo en aras de superar a nuestro objetivo.
No obstante, los combates también son necesarios para darle cierto descanso a la mente. Y aquí es donde comenzamos a ver, por desgracia, algunos elementos que no se han integrado correctamente en el paso del título de PC a videoconsolas.
En primer lugar, el apartado técnico resulta bastante curioso, cuanto menos. Gráficamente el videojuego apuesta por la vista isométrica de buena manera. Sin embargo, el movimiento de nuestro personaje no se adapta a la sensibilidad del stick analógico. Es decir, en todo momento tendremos la impresión de que el Último Desecho se mueve como si estuviéramos clicando constantemente con un ratón ficticio, lo que puede decepcionar al jugador más técnico. No es que la jugabilidad del título sea mala, que no lo es, sino que este tipo de sensaciones presentes en los títulos de ordenador pocas veces se ve en el mundo de la sobremesa, y pueden extrañar al jugador. En cualquier caso, debemos decir que el estudio ha adoptado los controles notablemente haciéndonos olvidar el tándem formado por teclado y ratón.
Por otra parte, y sin entrar en el ritmo de juego, que es uno de los más lentos que hemos probado, la traducción al castellano de ‘Torment: Tides of Numenera’ es latinoamericana. Esto, en realidad, no supone un problema, ya que la adaptación es bastante neutra y no encontramos demasiadas expresiones fuera de lugar. Sin embargo, sí que hemos sido cómplices de multitud de errores ortográficos y de puntuación que, una vez inmersos dentro de la literatura que propone la obra, rompen nuestro trance y nos deja una sensación agridulce.
Por su parte, la banda sonora no llega a sorprendernos, quizá para evitar que el jugador se despiste inevitablemente de su lectura. En cualquier caso, las piezas compuestas para la ocasión pasan desapercibidas y apenas recordaremos un par de partituras durante toda la aventura. El doblaje nos llega en inglés, aunque las voces se reservan para los momentos álgidos del estupendo –e interminable- guión.
En resumen, ‘Torment: Tides of Numenera’ es una auténtica extravagancia dentro del catálogo de PlayStation 4 y Xbox One. Una obra de corte clásica, que nos obliga mediante la lectura a entrar a un mundo fantástico y atemporal en el que tienen cabida dilemas morales que harán que el jugador se estruje la cabeza a la hora de tomar partido. Evidentemente esto tiene un contrapunto bastante sonado, y es que el ritmo de juego, excesivamente pausado, puede ahuyentar al jugador de la masa, que busca experiencias más dinámicas y audiovisuales. Eso sí, si buscamos una experiencia enriquecedora, compleja y que nos lleve hacia páramos desconocidos con una propuesta jugable completamente distinta, estamos seguros de que ‘Torment: Tides of Numenera’ proporcionará sensaciones que difícilmente podremos expresar en pocas palabras.
Torment Tides of Numenera