De manos de Hideo Kojima
Originalmente, cuando en Kojima Productions se gestaba el concepto del juego protagonizado por Raiden, se planteaba la posibilidad de situar la historia antes de los acontecimientos de 'Metal Gear Solid 4' para, de este modo, explicar el proceso por el cual el personaje pasó a convertirse en un Ninja Cyborg. Para ello necesitaban una historia interesante, que al tratarse de un Spin-Off no necesariamente se debía entregar literalmente a la argumentación original, dejando algo más de margen para la innovación. Pero en la casa del espía, acostumbrados a programar rutinas más sutiles, no supieron definir el espíritu que necesitaba un juego de espadas, y por ello, aplicando la máxima que afirma que "rectificar es de sabios", pasaron el mando a Platinum, quienes decidieron enmarcar el juego después de los acontecimientos de 'Guns of the Patriots'.
Necesariamente en esta entrega tomamos el control de Raiden, ahora integrado en una corporación militar privada llamada 'Maverick Security Consulting', con el objetivo de restaurar y mantener la tranquilidad de un país africano castigado por las continuas guerras civiles. Nuestra primera misión consiste en proteger al primer ministro N’mani, pieza fundamental del periodo de paz que vive la región y uno de los causantes de que la economía de guerra haya dejado de ser un negocio rentable en el continente africano. Nada más comenzar y ya puestos en situación, el transporte del primer ministro sufrirá un brutal ataque. Un primer nivel donde aprenderemos los controles mas básicos del juego mientras intentamos rescatar al mandatario, que finalmente termina siendo asesinado por un par de peligrosos mandos de 'Desperado Enforcement', mientras dejan a nuestro protagonista al borde la muerte. Pero la suerte sonríe a Raiden, que por poco burla las garras de la muerte gracias a una reconstrucción que le permitirá ser menos humano, más calculador, rápido y eficiente en su búsqueda de venganza.
Sabor a Hack and Slash con una sólida jugabilidad
'Metal Gear Rising: Revengeance' tiene el inconfundible aroma de un adictivo Hack and Slash y lo acompaña muy bien con las virtudes de una jugabilidad sobresaliente, exigente, e intratable en ocasiones. Si bien, la mecánica general no es excesivamente complicada, dominarla supone todo un ejercicio de superación. Platinum Games no ha dejado mucho espacio para aquellos que son fans de la serie de espionaje táctico Solid de Metal Gear. Y por supuesto, en esta ocasión se puede esperar algo así de un título como Revengeance, que carece incluso de una mecánica dedicada al aspecto más destacado en la jugabilidad de la franquicia. Pero tampoco podemos llevarnos por la pasión que genera tanta acción desenfrenada y es que una de las premisas principales de Revengeance es mostrar a Raiden cómo un personaje sensacional, sobrealimentado y capaz de cortar en cientos de pedazos prácticamente todo lo que se encuentra. Y esto se traslada al jugador al más puro estilo de las películas de Hollywood, a través de una serie de formidables secuencias de acción que además de mucha posturita un tanto ridícula, es capaz de ponernos frente a un personaje fresco, atractivo, tranquilo, y siempre dueño de la situación.
Durante la campaña y de forma sucesiva iremos adentrándonos en zonas hostiles mientras nos relatan cuales son los objetivos, una vez finalizado este breve periodo informativo, la furia de Raiden y su Katana se desencadenan ferozmente combate tras combate. No obstante, y a pesar que tanto de las grandes cinemáticas, como la incorporación de los QTE-que dan un aire netamente nipón a la producción, la repetición de este tipo de mecánicas se vuelve algo tediosa y repetitiva.
No hay nada más divertido en 'Metal Gear Rising: Revengeance' que rebanar a nuestros enemigos hasta el borde de lo imposible. Los cortes se efectúan a niveles inimaginables y alrededor del protagonista terminan multitud de piezas esparcidas con su correspondiente baño de sangre en el proceso de convertir un hombre en carne picada. Es la principal novedad del título y, como tal, se ha perfeccionado por Platinum Games. El sistema con el cual se realizan los cortes es simple: basta con pulsar un gatillo y los botones de acción o el stick analógico derecho, mucho mejor para controlar la dirección del golpe de katana. En ese momento, el mundo se detiene para contemplar como el Ninja despedaza a cámara lenta a sus oponentes. Todo un espectáculo que no está exento de dificultad, pues a pesar de ser muy poderoso, el modo de Katana, que así se llama, no es la solución a todos los problemas, ni mucho menos. Además no siempre va a ser eficaz y, si se ejecuta en el momento equivocado, puede dejar al personaje indefenso a los ataques del enemigo. De manera que es aconsejable estudiar lo antes posible el comportamiento de los enemigos, especialmente los jefes, ya que de igual modo tendremos que pararnos a comprobar sus rutinas buscando el momento adecuado, la posición precisa y la combinación de botones exacta.
No se regala nada
Como un adolescente a rebosar de ira, el juego no tiende una mano al jugador en ningún momento, ni le permite un descanso, y mucho menos cometer un error. Por ejemplo, y a pesar de no tener aplicada ninguna mecánica de infiltración, en algunos pasajes no cruzarse ante los ojos de los enemigos es, a la práctica, una obligación impuesta por la trama a tenor de la dificultad del combate. En estos casos llegamos a un punto con dos vías hacia la frustración. Una voluntad de apagar inmediatamente la consola que nunca se produce y que aumenta con la pérdida de vidas gracias a la mala interpretación que las cámaras hacen de la acción y de las temidas barreras invisibles, presentes a lo largo y ancho de cada escenario, dificultando aún más nuestra vida.
Raiden en todo momento ofrece una actitud solvente, increíblemente poderosa. Sin embargo, esto no quiere decir que su aventura sea un paseo, ya que los enemigos que encontramos en el camino no solo son tan fuertes como él, si no más. Además, cada nivel es diferente y trae nuevos tipos de enemigos que requieren de estrategias completamente diferentes. La misma táctica de ataque utilizada contra un Metal Gear, por ejemplo, no pueden aplicarse en un combate contra un jefe de fase. De todos modos, lo mejor es que por mucho que el jugador esté en contacto con el personaje a través de una serie de mecánicas rápidas y cómodas, controlando un personaje como Raiden nunca te permites el lujo de sentirte lo suficientemente confiado.
No debes olvidar el pasado
Si bien la visión de Platinum del universo de Kojima se centra en la acción como su elemento principal, no hay que olvidar que Revengeance es un juego con el sello Metal Gear. Algo que vas más allá del contexto medianamente cercano con varias referencias directas en todo el juego que muchos seguidores reconocerán. Por no hablar de los elementos de diseño de los escenarios, la presencia de misiones VR o las armas utilizadas por los personajes. Por el momento en Revengeance, todavía estamos en el mundo increíble creado por Hideo Kojima. Por detallar alguna, en un tramo del juego, Raiden deberá utilizar una caja para cruzar una habitación sin ser detectado.
Aunque la experiencia es desafiante, terminar el juego puede ser una tarea algo superior a las 5 horas, de modo que entra en cuestión la rejugabilidad. Además de encontrar los diversos objetos ocultos repartidos por los escenarios regresan las misiones VR. Aunque no son jugables desde el principio, nos propondrán de nuevo probar nuestras habilidades al límite mediante diversas actividades, como combatir usando únicamente un arma específica, o recorrer un mapa sin ser detectado, sencillas misiones que requerirán lo mejor de cada jugador.
'Metal Gear Rising: Revengeance' acumula algunos de los problemas más frecuentes entre esos juegos que siempre están demasiado ocupados. La cámara pierde el control de la acción con demasiada frecuencia, situándose en zonas inexplicables, escondiéndose tras las cajas de los escenarios, o simplemente se sitúa en una zona donde no conoces tu ubicación mientras intentas luchar por poder contarlo. A pesar de estos inconvenientes, la calidad técnica de 'Metal Gear Solid Rising: Revengeance' compensa estos errores. Raiden luce excelentes texturas, y animaciones muy marca de la casa que se acompañan de efectos muy elaborados, en especial el sistema de corte que permite laminar prácticamente cualquier elemento del escenario, ofreciendo además una sensación de poder inmejorable también en combates, desmembramientos y mutilaciones.
El juego llega a nuestro país con subtítulos en castellano, aunque con pequeños fallos de localización, pues esporádicamente los textos se completan con frases en otros idiomas como el alemán, algo que no pasa de ser curioso. Además de un doblaje convincente en inglés, la banda sonora del juego pasa de temas metaleros a música electrónica colocando cada tema en su momento y lugar, al igual que los efectos de audio, con muchas referencias a la franquicia, como el sonido clásico de alarma de la saga Metal Gear, el del Codec, así como todos los efectos relacionados con los menús.
Conclusiones
Revengeance da un aire completamente inédito a la franquicia. Sin embargo esta propuesta notablemente ejecutada por el equipo de Platinum Games puede no terminar de convencer a los seguidores de la franquicia, que ya claman por MGS 5. 'Metal Gear Rising: Revengenace' es una atractiva propuesta de acción completamente nueva, y que a pesar de los elementos comunes, guarda poquita relación con la serie Solid. Los problemas con el comportamiento de las cámaras y la poca duración de la experiencia cuentan en su contra, pero aún así, estamos ante otro gran juego de Platinum Games, que de nuevo demuestra solvencia de sobra para la creación de juegos de acción como pocos estudios. Afila tu Katana y prepárate para el combate. Estas en el universo Metal Gear según Platinum Games.
Metal Gear Rising: Revengeance - Jack the Ripper Video
{flv img="capt/MGR_NINT2capt.jpg" showstop?"true"}MGR_NINT{/flv}
Elric Ruiz
