El proceso de reestructuración es fruto de la compra de Nokia, por la que la compañía de Redmond pagó 5.400 millones, y por la que Microsoft asumirá finalmente pérdidas por 6.870 millones (7.600 millones dólares). A esta cifra hay que sumarle el coste de este plan de reestructuración por el que Microsoft tendrá que desembolsar entre 750 y 850 millones dólares.
Este programa de despidos es completamente independiente con el plan de 18.000 despidos que la compañía anunció el pasado año como consecuencia de la integración de Nokia en la compañía. "Estamos cambiando de estrategia para hacer crecer un negocio de telefonía que crezca de forma independiente y poder crear un vibrante ecosistema de Windows, incluyendo nuestra familia de primeros dispositivos", ha explicado el CEO de Microsoft, Satya Nadella, tras comunicar la medida. "A corto plazo, vamos a centrarnos en un catálogo de teléfonos más eficaz y centrado en no perder capacidad de reinvención de largo plazo en la movilidad."
En este sentido, Microsoft ha señalado que las perspectivas sobre el futuro desarrollo de terminales móviles, "son inferiores a las expectativas originales". De este modo, la compañía considera necesario el ajuste de 7.600 millones de dólares por los activos de su negocio de hardware telefónico, aunque de momento la compañía ha explicado que ofrecerá más detalles de las cargas asumidas con la publicación de las cuentas del cuarto trimestre fiscal de la empresa el próximo 21 de julio.