Según afirman los demandantes en el documento, Activision tan solo se hizo cargo de abonar el 40% de los bonos pactados resultantes de la explotación comercial de Call of Duty: Modern Warfare 2, ligando directamente el resto del cobro, cerca de 55$ millones, a la confirmación del desarrollo de la tercera entrega de la serie Modern Warfare.
Según afirman los demandantes, el equipo de desarrollo mantuvo una reunión con Bobby Kotick en la que el máximo dirigente de Activision prometió que pagaría el resto de la cantidad adeudada a finales del mes del marzo, pago que nunca se llegó a realizar.
En su defensa, tanto Jason West como Vince Zampella, alegan que no fueron despedidos de Activision, ya que ellos mismos y por voluntad propia fueron quienes abandonaron las filas de la editora al no cobrar lo estipulado en contrato y verse sometidos a un ambiente que han denominado de “atmosfera policial".