En 2018 vuelve a la sencillez de sus orígenes, con un sistema 2.0 inspirado en la belleza minimalista de la cultura Zen. Gracias a la tecnología, permite ofrecer un sonido aceptable para un usuario medio sin necesidad de numerosos altavoces o de pesadas fuentes de alimentación; menos, es más.
Este altavoz personalizado, elevado con un ángulo de 45° y que funciona con los radiadores pasivos traseros, entrega una experiencia de sonido que sorprende por su grado de detalle, inmersión y profundidad, si nos atenemos a las características de un altavoz de este tamaño. Fabricado para que trabaje perfectamente con PC y portátiles, el Pebble se alimenta con un solo cable USB y no necesita adaptador adicional de corriente. También cuenta con un controlador de volumen muy accesible en el mismo altavoz derecho.
Su aspecto exterior, ambos de forma esférica, monta dos drivers: un altavoz activo frontal de rango completo y un radiador pasivo posterior para los graves. La potencia que entregan estos altavoces es de 4,4 vatios reales, o RMS, lo que no sorprenderá por su potencia, pero que resulta del todo suficiente para la mayoría de usos cotidianos. Del mismo modo gracias a su elevación de 45 grados, se nota una mejora en la proyección y recepción del audio por parte del usuario. Apenas ocupan espacio en el escritorio, y en cuanto a diseño, suman más que restan, ofreciendo un espacio atractivo de trabajo y ocio.
Su precio, algo menos de 25 euros, es una de sus mejores bazas, junto a la eliminación de la fuente de alimentación, ya que toman toda la energía que necesitan a través del USB.