Gran parte de la esencia de esta desconocida serie para muchos, que mantiene un público muy fiel debido a la originalidad de sus tramas, reside en su ambientación, mucho más cercana a nuestra actualidad que a los típicos mundos de fantasía donde los reinos y los poderes mágicos son los protagonistas, abriendo la veda a multitud de clichés que empiezan a aborrecer a los seguidores del rol. En 'Shin Megami Tensei', normalmente, encarnamos a un protagonista –o grupo- dentro de un mundo cercano al nuestro, mezclándolo, de manera idónea, con fantasía, demonios y alguna que otra gamberrada japonesa, compilando un producto que destaca entre los jugadores de paladar exquisito.
De esta manera nos llega 'Devil Summoner: Soul Hackers', una entrega que, como decíamos, se estrenó hace más de una década con un sonado éxito en el país del sol naciente. Muchos eran los que esperaban esta conversión a la portátil de tres dimensiones de Nintendo, aunque si bien es cierto que la adaptación ha contado con algunas novedades, la versión final del título no ha sido, ni de lejos, lo que realmente se esperaba. Pero vayamos por partes.
La trama nos sitúa en la ciudad ficticia de Amami, en algún lugar de Japón, siendo ésta una de las ciudades pioneras en tecnología al presentar la primera urbanización conectada a través de la red. Todos sus habitantes pueden probar las peculiaridades de este nuevo –por aquel entonces- fenómeno social, creando un mundo virtual llamado Paradigm X, en el cual pasaremos gran parte de la aventura. Nuestro protagonista, al que tendremos que dar nombre y apodo, estará dentro de un equipo de hackers que planean descubrir qué hay detrás de las entrañas del sistema operativo en línea, descubriendo, poco a poco, que la tecnología no está siempre al servicio del ciudadano.
Sin querer desvelar demasiados detalles sobre el excelente guión, ya que éste es, sin duda, el mejor reclamo del videojuego, podemos esperar personajes completamente caracterizados, giros argumentales que dejarán boquiabierto a más de uno y un concepto de sociedad que pocos se atreven a escribir en el terreno de los videojuegos. Demonios, almas, batallas, mazmorras y mundos conectados se mezclarán en el mejor ingrediente de este desfasado –técnicamente- pastel, aunque lamentablemente nos ha llegado en un perfecto inglés que pocos comprenderán, ya que la gran cantidad de expresiones y nombres técnicos es, desde los primeros minutos de la aventura, un tanto elevada.
Así pues, Atlus nos devuelve la magia de los títulos de rol de épocas pasadas, incluyendo su mismo sistema de juego en primera persona que encandiló a los amantes del género en la época por su innovación. A diferencia de lo visto en la actualidad, iremos moviéndonos como si de un juego de acción en primera persona se tratara, entrando en terreno desconocido, descubriendo parajes desolados y perdiéndonos en más de una ocasión en las exigentes mazmorras que encontraremos a lo largo de la aventura.
Movernos a lo ancho y largo del mundo que ha preparado la desarrolladora para la ocasión puede resultar un poco incómodo al principio, debido a la peculiaridad de los movimientos de nuestro personaje. Inexplicablemente veremos como, pese a tratarse de un mundo en tres dimensiones, utilizaremos la cruceta para movernos por el escenario, rotando sobre nosotros mismos y avanzando como si de una cuadrícula se tratase. Este hecho, teniendo en cuenta que la obra apareció en una videoconsola sin joystick analógico, da fuerza al hecho de que quizá el título no debería haber sido portado a la portátil, sino más bien haber realizado un ‘remake’ en condiciones que aprovechara las virtudes de la portátil de Nintendo.
Entendido el control arcaico de 'Devil Summoner: Soul Hackers', debemos apuntar que serán muchas las batallas que encarnaremos durante nuestra travesía virtual. Los combates llegan bajo un sistema clásico de órdenes y turnos, donde hasta un máximo de seis personajes –ya sean demonios o no-, tendrán que dar caza a los enemigos para poder avanzar páginas del guión. El estilo de combate permite utilizar varios comandos, desde atacar físicamente con armas blancas, pasando por una pistola demonizada hasta llegar a las imprescindibles magias.
A medida que vayamos adquiriendo experiencia, nuestros personajes irán subiendo de nivel, asignando puntos a los diversos campos de habilidades disponibles. Fuerza, magia, destreza, inteligencia, evasión y suerte serán independientes de cada personaje, por lo que el jugador podrá decidir qué tipo de personaje podrán desarrollar a lo largo de la aventura. Capturar demonios será, además, una constante dentro del título, llegando a superar la envidiable cifra de 300 personajes, incluyendo 30 nuevos diseños estrenados para esta adaptación.
Sin embargo, el mayor error de este 'Devil Summoner: Soul Hackers es', sin ningún tipo de duda, la decisión de la desarrolladora de traernos una conversión completamente fiel al original, dividiendo a los jugadores que exigían una experiencia calcada a la edición de Saturn de aquellos que querían probar las virtudes del título de una manera más actualizada. El apartado técnico está completamente desfasado, con unas texturas de baja resolución que nos harán preguntar si realmente este tipo de lanzamientos son necesarios en nuestro continente.
Se trata, pues, de un título que no entra, ni de lejos, por los ojos. De hecho, es incluso ofensivo ver que los personajes con los que podremos interactuar no se mostrarán en el mapa hasta que activemos el botón de hablar. Además, los personajes cuentan con una resolución excesivamente pixelada, creando formas y contornos que difieren mucho de los diseños que presentan los cuadros de texto. A esto se le suma la poca efectividad a la hora de representar las mazmorras, que repiten patrón, diseño y colores en todos y cada uno de los pisos de la misma. No sabremos, de hecho, en qué piso nos encontraremos a no ser que miremos el mapa de la aventura, que se muestra en la pantalla táctil de la consola. Por último, otro de los detalles que pueden echar para atrás a los consumidores y que juega en contra de la voluntad de la desarrolladora, es la decisión de reducir la resolución de las escenas cinemáticas si jugamos en la versión XL de la plataforma.
En contraposición nos encontramos con un apartado sonoro más que notable en cuanto a partituras se refiere. La serie siempre ha aportado al mundo de los videojuegos melodías memorables, y, en esta ocasión, Shin Megami Tensei cumple perfectamente con su cometido, ambientando cada escenario de la mejor manera posible. Eso sí, las voces de los actores de doblaje pueden resultar un poco desconcertantes, ya que no encajan como hemos visto en otras entregas de la franquicia, además de exagerar algunos momentos del guión.
En definitiva, 'Shin Megami Tensei: Devil Summoner: Soul Hackers' ha llegado a nuestro territorio única y exclusivamente para aquellos que quieran vivir una experiencia calcada a la original. La historia, su punto fuerte, hará que más de uno se plantee si realmente los títulos de rol no deberían tomar el camino que emprende la compañía, ya que son muy pocos los proyectos que se acercan al mundo real de una manera tan fiel. Sin embargo, sus errores de diseño y planteamiento, también debidos a la intención de mantener la experiencia de juego cercana al original, harán que la mayoría de jugadores vean el videojuego como un atentado contra los videojuegos. Una pena, ya que realmente estamos delante de una de las grandes historias que Atlus ha escrito por y para los jugadores. Una pena.
Victor Moyano