Al otro lado del mundillo nos encontramos con la escena indie, alejada de las superproducciones que realizan las editoras más potentes de la industria. Este codiciado y goloso trozo de pastel abre la puerta a ideas mucho más innovadoras y arriesgadas, que no tienen en cuenta el flujo del mercado y apuestan por transmitir sensaciones desde otro punto de vista. Los jugadores experimentados, por ejemplo, han encontrado en este mercado una gallina de huevos de oro para saborear títulos que recuerdan a épocas pasadas, mientras que los nuevos jugadores pueden adentrarse en las creaciones que, hace unos años, eran impensables dentro de este tipo de entretenimiento.
Dentro de los desarrollos independientes encontramos uno en particular que nos ha impactado. El título que hoy nos ocupa, 'Proteus', es una aventura desarrollada íntegramente por dos personas que nos traslada a un lugar exótico, formado enteramente por píxels gigantes, y sin más pretensión que disfrutar, lentamente, de los lugares más bellos y tranquilos que podemos encontrar en un videojuego.
'Proteus' se aleja de todo lo conocido hasta el momento con la intención de convertirse en uno de esos títulos de autor, trascendentales, que buscan la diversión en el plano espiritual y no en un formato conocido. En la aventura encarnamos a un ente -persona, animal o cosa, ya que tampoco nos arrojan datos sobre el protagonista- que aparece súbitamente en el mar con una isla tropical a la vista formada por píxels cuadrados. Con una estética similar a lo visto en 'Minecraft', aunque apostando por colores pasteles y definidos, el único objetivo que nos presenta 'Proteus' es el de descubrir cada palmo de la isla mientras escuchamos una música que acompaña nuestros pasos. Nada más.
Para controlar a nuestro ente emplearemos el mando como si de un videojuego de acción se tratara, salvando las distancias. Utilizaremos los dos joysticks para movernos y controlar nuestros ojos, siendo la única acción disponible sentarnos para disfrutar de las vistas sin cansarnos apretando un botón. Poco más podremos controlar dentro de la aventura más allá de sacar una postal de algo que nos llame la atención y cerrar los ojos para comenzar de nuevo en una isla diferente.
Por lo que parece, Ed Key y David Kanaga, creadores de 'Proteus', han querido ofrecer al jugador un viaje extrasensorial cercano al que se podría vivir con algunas sustancias ilegales, pero sin correr el menor riesgo. Es decir, pasear y descubrir algunos animales y comprobar cómo conviven con el clima al ritmo de la música, serán actividades que podremos presenciar, así como esperar una puesta de sol, vernos sorprendidos por la aurora boreal, contemplar una lluvia de estrellas o ver cómo reacciona la isla ante las cuatro estaciones. Lo interesante del título es intentar ver, desde un punto de vista externo, que no es un videojuego a la antigua usanza, sino concebirlo más bien como una experiencia capaz de transmitir sentimientos como soledad, belleza en estado puro e incertidumbre a partes iguales. 'Proteus' es como un rincón en el corazón del jugador donde todo lo que ocurre queda entre el videojuego y el jugador.
Este tipo de propuestas tienen una clara desventaja a la hora de introducirse en el mercado. Si bien es cierto que en imágenes el título parece ser el enésimo clon de Minecraft, su original propuesta no encaja en una industria donde el frenesí y las secuencias de botones exigen al jugador una atención centrada en sus habilidades motrices. Es por eso que 'Proteus' es un videojuego enfocado íntegramente al jugador que desee vivir una experiencia completamente diferente, y, aún así, no todos los usuarios disfrutarán de lo que los desarrolladores pretenden ofrecer. 'Proteus' es complejo, para paladares muy exquisitos, pero una vez abierta la mente, veremos de frente las virtudes que ofrece.
Como decíamos, cada vez que empecemos un nuevo viaje nos encontraremos con una isla diferente generada aleatoriamente, lo que implica que al cabo de varias horas de juego encontremos elementos en común: una casa de madera a la que no podemos acceder, montañas rocosas con formas animales en su cima, parajes llenos de vegetación tridimensional, etcétera. Lo curioso del asunto es que si dejamos que 'Proteus' entre en nuestro mundo, nos obligaremos a recorrer cada metro de la isla como si fuese nuestra, viendo así eventos tan característicos como la puesta de sol, el descenso de las nubes mientras estamos sentados en la cima de una montaña, o una explosión de estrellas que dejará boquiabierto al más escéptico.
La banda sonora que acompaña la aventura es, en gran parte, uno de los grandes pilares de esta inusual experiencia. Compases completamente arrítmicos mezclados con sonidos impensables encajan perfectamente con nuestros pasos, introduciendo instrumentos inusuales y algunas variaciones que hacen de este 'Proteus' una experiencia extrasensorial recomendable de jugar con unos buenos auriculares. Descubrir la fauna residente de la isla supondrá una variación de notas que se acopla perfectamente en la partitura y nos animará a seguir al animal de cerca para descubrir nuevas interacciones.
En resumen, 'Proteus' podría definirse como uno de esos proyectos que funcionan siempre y cuando el jugador esté dispuesto y concienciado de que va a vivir una experiencia que poco o nada tiene que ver con lo que existe dentro del mundo del entretenimiento digital. Una propuesta arriesgada, sobre todo si tenemos en cuenta el rumbo del mercado, que enamorará a un porcentaje de usuarios ínfimo, dándoles un agradable sabor de boca en forma de experiencia audiovisual innovadora.
Victor Moyano
