Esta serie alternativa a la saga principal se estrenó en Gameboy Advance y culminó su desarrollo en la portátil de dos pantallas de Nintendo. La propuesta fue simple, pues dejamos atrás el concepto de entrenador de pokémon para adentrarnos en el propio mundo de las criaturas, encarnando a una y viviendo aventuras en su hábitat natural. Ahora, Nintendo 3DS recibe su ración extra Pokémon, con las mismas premisas que los anteriores títulos de este spin off pero aprovechando las particularidades de la consola tridimensional de Nintendo. El resultado, sin embargo, no ha sido el esperado, confeccionando un producto bastante simple y monótono, destinado únicamente al público infantil.
Antes de comenzar la aventura propiamente dicha, el juego nos enseñará una pequeña escena en la que aparece un pokémon en peligro mientras somos absorbidos por una vorágine desconocida. A raíz de esto, el juego nos dará a escoger entre varios monstruos de los más conocidos para transformar nuestro ADN de humano a pokémon. Decidir qué animal escoger es primordial, pues dependiendo de su clase tendrá efectos positivos -y negativos- frente a los enemigos. Una vez seleccionado nuestro avatar, caeremos del cielo hasta tomar tierra, siendo encontrados por el que será nuestro compañero de viaje -al que también tendremos que ponerle cara y mote- en la aventura, cuyo sueño es construir un paraíso pokémon para todo el mundo.
A partir de aquí, comenzaremos un viaje en el que recolectar recursos, conocer a interesantes personajes y vivir experiencias dentro de este mundo misterioso. Construir el complejo pokémon requerirá de materiales, que serán encontrados en las mazmorras aleatorias que presenta el videojuego, y cuantos más servicios tengamos disponibles en el Pokémon Paradise, más compañeros se unirán a la causa. Hasta un grupo de cuatro criaturas podrán explorar las mazmorras, controlando únicamente al protagonista.
Lamentablemente aquí nos encontramos el primer problema grave de Portales al Infinito: sus mazmorras. De hecho, el mayor atractivo que tiene la serie es su vertiente de exploración, pero las cuevas y demás parajes provistos de peligros han sido diseñados de forma aburrida y monótona, lo que se traduce en pasillos extremadamente largos, zonas repetitivas y ningún toque característico que suponga un reto para el jugador. Así mismo, los enemigos y sus movimientos son muy limitados, dando la sensación de que estamos delante de un videojuego completamente genérico, sin personalidad, que utiliza a los personajes de Nintendo a su antojo.
Y es que, pese a que el gran atractivo de la serie son sus mazmorras aleatorias, que cambian cada vez que nos adentremos en una de ellas, su diseño ha echado por tierra cualquier ápice de diversión, transformando la aventura en un sin fin de enemigos sin sentido mientras buscamos las escaleras que nos llevan al siguiente nivel. A esto le sigue que tendremos que completar las mismas mazmorras varias veces, ya que los retos secundarios exigen la vuelta a ellas, lo que convierte la monotonía en uno de los grandes presentes en el título.
Entrando en el apartado jugable, esta última entrega bebe de los orígenes de la serie para ofrecer un estilo de juego bastante similar, aunque limitado. Tendremos a nuestra disposición hasta un máximo de cuatro personajes -nuestro compañero y dos más que hayan sido bienvenidos en el Pokémon Paradise-, y éstos se moverán a su antojo, con una inteligencia muy básica. Entrados en la mazmorra, los combates se desarrollarán de manera similar a la franquicia principal, aunque menos organizada: los luchadores se colocan y el jugador puede escoger entre cuatro ataques diferentes pulsando el botón lateral, generando así una simpática animación. Otro problema que encontramos es que los combates y el comportamiento de los personajes no son demasiado dinámicos, por lo que será frecuente ver a nuestros compañeros relegados a un segundo plano sin atacar mientras nos embisten.
Eso sí, gracias a la segunda pantalla tendremos acceso a información complementaria, como los objetos -importantes en las batallas contra jefes finales-, habilidades de cada pokémon, un mapa para ubicarnos dentro de la mazmorra, etcétera. Dicha información nos ayudará a planear una estrategia de combate de forma rápida y clara, sin demasiadas complicaciones. Sin embargo, no podemos pasar por alto uno de los detalles de la interfaz, y del conjunto en general, que rompen el ritmo constantemente: los tutoriales y cuadros de texto.
Estos dos elementos serán una constante dentro de la obra, ofreciéndonos información detallada sobre nuestros objetivos, conocer los pilares del juego, etcétera. El problema es que tanto éstos como los diálogos aparecen a una velocidad ridícula, y no permiten el salto, por lo que estaremos durante gran parte de la aventura leyendo conversaciones eternas que pueden desesperar al jugador más exigente.
En cuanto al apartado audiovisual, Pokémon Mundo Misterioso: Portales al Infinito cuenta con un motor gráfico que proporciona unos escenarios y personajes lo suficientemente detallados como para alabar las virtudes de la videoconsola. No estamos delante del videojuego más puntero de la videoconsola, pero su paleta de colores y sus animaciones son, cuanto menos, un reclamo para el público infantil. El apartado se complementa con una música instrumental más que correcta, que acompaña perfectamente a la aventura tanto dentro como fuera de las mazmorras. Eso sí, los carismáticos personajes no cuentan con voces, por lo que una vez más tendremos que esperar a que Nintendo decida dotar a sus incontables personajes de las voces tan curiosas que aparecen en la serie de televisión.
Conclusiones
En definitiva, la serie Mundo Misterioso de Pokémon se estrena en Nintendo 3DS con una versión descafeinada de lo que ofrecieron antaño sus antecesores. Nos encontramos con una nueva aventura donde los pokémon son los auténticos protagonistas, pero el guión y los errores en el diseño hacen que el título se convierta rápidamente en un monótono paseo en el que descubrir a las criaturas que conocemos. Por suerte, el público infantil -y menos exigente- encontrará un modesto título en el que ver a sus personajes favoritos en tres dimensiones.
Victor Moyano