No hay duda que el carisma de PaRappa ha permitido que la serie haya continuado recibiendo jugadores durante los 20 años de vida de la franquicia. En su conjunto, el universo musical conserva intacto el encanto de los juegos de aquellos años, cautivándonos con su semi 3D y, por supuesto, con sus adictivos temas cantados por extraños personajes. Es imposible olvidar la aventura donde a partir de las rimas aprendimos artes marciales, a obtener el carnet de conducir, a preparar un pastel y finalmente a hacerse con el corazón de la dulce Sunny.
Inalterable tras dos décadas
Si situamos el título en el marco actual, hay que tener en cuenta que los juegos de ritmo de hoy son muy diferentes; sin embargo, esta no es la única razón para afirmar que su modo de juego se ha quedado ampliamente desfasado, y que la misma jugabilidad se ha convertido en el punto más negativo del videojuego. El mayor problema es que el programa no ha sido actualizado para las pantallas digitales. El juego se desarrolló para los modelos de televisión de la época, donde prácticamente la comunicación entre la consola y la pantalla era directa. Pero en la actualidad el procesado de las imágenes en las pantallas nuevas conlleva un inevitable retardo. Algo con lo que no se ha contado y que termina por destrozar el sistema de juego.
No se trata únicamente de los incomprensibles errores que nos obligan a repetir las pruebas, pues el original ya tenía una serie de inconsistencias en el momento y el ritmo. Pero no podemos olvidar que estamos ante un juego musical y la precisión debería ser esencial para el desarrollo de la aventura. En cambio, aquí se convierte en una especie de balanza poco equilibrada.
En línea generales, tras una secuencia introductoria que pone al jugador en situación, alguno de los extraños personajes que pueblan este rítmico universo comenzará a cantar usando una secuencia de botones que dicta el ritmo. El perro cantarín entonces, debe imitar la combinación de botones repitiendo la secuencia en tiempo y ritmo. El rendimiento del jugador se marca con unos baremos que van desde Cool (la más alta) y Awnful (la peor). El juego es simple, y el sistema de combinaciones fácil de seguir, el problema está en el ritmo y el tempo, que no siempre coincide. El juego es muy duro con los tiempos y clavar las secuencias tampoco garantiza que sigamos con la partida. Hay temas que sí logran mantener un ritmo más eficaz con las combinaciones en pantalla, pero en cambio, hay otros absolutamente asíncronos y fuera de sintonía que marca la rima. Por mucho que las canciones son animadas y divertidas, el modo de juego deja cierto sabor amargo. Las secuencias no son difíciles, pero es imposible no sentirse engañado y frustrado cuando se presiona el botón en el momento exacto y el programa determina que ha sido un error. La fase de la gallina que nos enseña cómo hacer una tarta, es el mejor ejemplo de la frustración que puede generar el título.
Aspecto visual desfasado
El juego es muy corto, con seis etapas y un par de canciones remezcladas adicionales. Sin embargo, parece un poco más extenso debido a la dificultad impuesta para superar ciertas etapas. Afortunadamente, el mundo de ‘PaRappa The Rapper’ no se compone únicamente de la repetición, más o menos acertada, de secuencias. El carisma del perro y sus historias son muy cómicas y divertidas, especialmente por la cantidad de excéntricos personajes que encontramos por el camino. Además, las temas por si solos, podrían suponer una motivación para probar suerte en los escenarios otra vez.
El resultado gráfico tampoco se encuentra a la altura de lo esperado. El trabajo de SIE Japan Studio es difícil de valorar. Mientras que las secuencias con canciones están presentadas con gráficos en alta resolución, como si se tratara de un independiente actual, las escenas de corte se han instalado dentro de un recuadro a una calidad bajísima. Se puede llegar a entender que recrear las secuencias de video en los baremos que manejan las calidades estándar actuales puede suponer un trabajo engorroso, pero cuando se vende un juego con 6 canciones al mismo precio que los proyectos más actuales de su segmento, no habría estado de más que las mejoras fueran más visibles. La remasterización no se ha trabajado correctamente y además de mejoras en el audio para que se escuche a mayor calidad, la vibración en el mando y un par de canciones que ya se publicaron en una versión del juego comercializada para PSP hace ya una década, no existe ninguna novedad o mejora remarcable.
Conclusión
‘PaRappa the Rapper Remastered’ celebra su vigésimo aniversario con una remasterización poco trabajada y menos inspirada. Las mecánicas están absolutamente agotadas y no se ha hecho nada para actualizarlas, o como mínimo, adaptarlas correctamente. Lo mismo sucede con la vertiente gráfica, con espacios del juego que no han sido tratados. Una remasterización muy por debajo de lo que se espera de la serie, de los jugadores y de la propia PlayStation 4. Pero siempre nos quedará la opción de cantar las divertidas rimas del juego para espantar los males, aunque sean demasiados.
PaRappa The Rapper Remastered