Pensado para Kinect, controlado con un mando

Sin la implementación de Kinect, lo cierto es que Joy Ride: Turbo pierde uno de sus principales alicientes y a la vez, su único punto fuerte, su reclamo para ser atractivo de cara al usuario. En cierto modo se reconoce el error de no incluir soporte para mando tradicional en la entrega original debido a que el único cometido del juego era vender el accesorio, esto al menos queda enmendado con el descargable, gracias a un control clásico que apuesta de manera desenfadada por la conducción árcade y un mínimo nivel de dificultad para el usuario. Con tan solo tomar un par de curvas por los circuitos, el jugador se adaptará instantáneamente a los controles, ya que solo tiene que pulsar acelerador y freno para empacharse de victorias. A pesar de contar con un control poco natural, se plasma integro y funcional incluso para sus coetáneos compañeros de género, donde el jugador debe ser aplicado en la técnica de derrape, que se convierte en un arte como en el ya anteriormente mencionado e imitado Mario Kart.

Joy Ride: Turbo cuenta con tres categorías de vehículos diferenciadas: camiones, deportivos y muscle cars. La cantidad total de vehículos asciende hasta superar los cuarenta, una cifra que no refleja un parque con diseños poco variados donde a pesar de los datos, se percibe como corto. Los vehículos se irán desbloqueando a medida que consigamos piezas en los diferentes modos de juego, siendo está una manera de aumentar deliberadamente la duración del título. Uno de los modos en el que encontraremos piezas para desbloquear vehículos es el Parque de Acrobacias, la novedad – descontando Kinect, de esta entrega. El modo consiste en conseguir monedas y copas sobre una gran extensión de terreno, las cuales nos darán la oportunidad de conseguir trofeos y piezas de coche respectivamente. La cantidad de elementos presentes en el escenario, añade un toque de diversión al intentar llegar a los inaccesibles lugares donde se encuentran las copas mediante acrobacias, loopings, rampas, cañones, y demás opciones que nos ayudarán en la tarea. En general, el modo Parque de Acrobacias supone un aliciente o un añadido sin valor según el punto de opinión del usuario, ya que puede que el jugador gaste mucho tiempo intentando conseguir monedas y demás accesorios para los vehículos, o bien puede suponer un nuevo grado de aburrimiento, debido a que nos encontramos solos ante un sinfín de saltos sin nada más que llame la atención.

Los circuitos que incluye Joy Ride: Turbo son escasos y disponen de una temática poco variada en las tres categorías de juego, que se corresponden en el siguiente orden: 100CV Fácil, 200 CV a Normal y 300 CV a Difícil. Los trazados se repiten al mismo ritmo que los escenarios ambientados en entornos desérticos, lo que ofrece la sensación de estar jugando siempre a lo mismo, exceptuando algún trazado de temática especial creado para desperezar un poco al jugador y mitigar la excesiva tediosidad del título. Para colmo, y en total, el juego cuenta con diez trazados con una oferta que resulta paupérrima.

¿La Inteligencia Artificial?

Existen una serie de juegos donde la Inteligencia Artificial se puede considerar poco exigente. Este no es el caso, pues en Joy Ride: Turbo no la hemos encontrado. En los dos primeros niveles de dificultad se puede quedar en primera posición casi sin despeinarse, pero en el tercer nivel ya se puede ver lo que se puede esperar de un juego que no respeta el orden de su propia naturaleza. Los adversarios actúan sin ningún control, chocándose con cualquier elemento que tengan a su alcance con tal de acatar la rácana y única orden de avanzar tomando posición preferente para lograr los modificadores de carrera o power ups, también faltos de cariño, personalidad, cantidad y potencia.

Pero hay algo de lo que ningún jugador se quejará, de los personajes del juego, ya que utilizaremos nuestros propios avatares de Xbox Live, y está muy feo hablar mal de la propia representación virtual. Sin perder el hilo, el apartado gráfico es prácticamente idéntico al título que vimos hace dos años, cierto que para un título de Xbox Live Arcade el nivel gráfico no es una enorme exigencia y que sus oponentes en el género tienen un estilo gráfico que llama a lo desenfadado o a lo infantil, pero Joy Ride: Turbo, peca de pocos adornos sobre unos gráficos que simplemente cumplen, la iluminación cumple con su función y los efectos prácticamente logran pasar desapercibidos, pero el hecho de que muchos de los vehículos y escenarios no tengan un gran nivel de detalle, logra que únicamente destaque por cumplir su función de decorar y hacer vistoso el producto. Tampoco vemos gran cantidad de animaciones o situaciones en las que se emplee un mayor uso del motor gráfico, así que el juego se convierte visualmente en monótono.

La única conclusión que se puede extraer de este Joy Ride: Turbo, es que estamos ante una experiencia que llamará la atención, o no, al jugador que no busque demasiado y sé de por satisfecho con un juego simple, directo y económico, ya que su precio de 800 Microsoft points se ajusta a lo que ofrece, nada más.

Joy Ride Turbo - Trailer

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Brian T+