“A los jugadores de siempre y a los que hoy descubren Final Fantasy”, con la primera frase que aparece en pantalla, Square Enix abre un videojuego del cual se espera todo. Comienza así una historia que gira en torno a la amistad, trasladando al jugador hasta la piel de un príncipe heredero que debe embarcarse en un viaje para evitar una amenaza que pone en jaque al gobierno soberano del lugar. Para realizar este trayecto, cómo no, el juego opta por recorrer infinidad de parajes, presentar multitud de personajes y, sobre todo, proponer una sobresaliente aventura. ¿Preparados para el esperado regreso del gigante del rol? Comenzamos.
La historia del príncipe Noctis y sus tres heraldos
Originalmente, ‘Final Fantasy XV’ fue concebido para expandir la historia de Fabula Nova Crystallis, arco que comenzó ‘Final Fantasy XIII’ y que continuó con sucedáneos y algunos títulos alternativos, manteniendo así ciertos elementos en común. El título pasó de llamarse ‘Final Fantasy Versus XIII’ a ‘Final Fantasy XV’ cuando se desmarcó por completo del universo de Lightning -protagonista de la decimotercera entrega- presentando un mundo propio donde, de nuevo, los cristales mágicos se erigen como protagonistas.
No vamos a desvelar ningún elemento troncal de la historia, pero sí nos vamos a permitir el lujo de comentar, a grandes rasgos, qué ocurre en el mundo de Eos, lugar donde se desarrolla el videojuego. En resumidas cuentas, el imperialista reino de Niflheim intenta, por todos sus medios, hacerse con el reino independiente y último bastión de la libertad, Insomnia, la capital acorazada del rey Regis. Durante el transcurso de ‘Kingsglaive: Final Fantasy XV’, película que nos pone en contexto y que recomendamos dar un repasito antes de disfrutar de la propuesta digital, vemos la caída de la ciudad y la muerte del Rey durante el asedio, mientras Noctis, viaja con sus compañeros en un periplo que ninguno olvidará. Aquí es donde comienza la aventura. Sin entrar en más detalles, el joven protagonista y sus amigos tendrán que recuperar las armas ancestrales del legado de los reyes y ganarse la confianza de los Sidéreos -las invocaciones en esta entrega- que habitan en Eos, al tiempo que buscan alguna fórmula para frenar la amenaza del imperio. Tocará, en este punto, hacerle kilómetros a la carretera.
Y es que como decíamos con anterioridad, ‘Final Fantasy’ se ha occidentalizado en ciertos aspectos, por ejemplo, dejando atrás las mecánicas clásicas de mazmorra, ciudad, mazmorra, ciudad. Square Enix ha escuchado a sus seguidores -que pedían a gritos un mapamundi, como mínimo- y corregido errores presentando, desde el primer minuto, un mundo con grandes áreas abiertas y disponible -casi- en todo momento. A diferencia de sus cohetéanos de género, eso sí, ‘Final Fantasy XV’ va apoyándose en la historia para liberar ciertas zonas del mapa, de modo que no podemos acceder a según qué sitios hasta que hayamos completado la parte del correspondiente guion.
Para llevar a cabo la titánica tarea, ya que el mapa tiene unas dimensiones considerables, contamos con el Regalia, coche del príncipe y un espacio que compartirán los protagonistas durante las muchas horas que pasarán recorriendo la carretera de un lugar a otro. El vehículo, personalizable hasta cierto punto, sirve de catalizador de la historia, pues en más de una ocasión el Regalia será protagonista del momento. Sí, conducimos un coche en ‘Final Fantasy, habrá que hacer kilómetros a la carretera tanto en misiones principales como secundarias; coleccionables; mazmorras secretas; momentos en los que perdernos por los paisajes; y misiones de caza. Parece familiar ¿verdad?
Las rutinas del Monarca
‘Final Fantasy XV’ incluye un elemento que marca por completo el desarrollo de la aventura: el ciclo de día y noche. Durante el día, podemos dedicar el tiempo a las tareas básicas que ofrece el videojuego: completar misiones, buscar nuevos trabajos, explorar el entorno o dar caza a los monstruos que aterran a las poblaciones. Las batidas de caza, misiones que se centran en eliminar a un enemigo concreto, nos permitirán acumular guiles -moneda del juego- y experiencia, y a medida que vayamos completándolas subiremos de nivel en la Liga Meldacio, abriendo nuevas posibilidades.
Tomarse un respiro como un príncipe también es necesario de vez en cuando. Los cuatro personajes de la aventura cuentan con sus propias aficiones que podemos explotar para obtener ciertos beneficios. Por ejemplo, Noctis es un amante de la pesca, y su minijuego puede resultar divertido entre misión y misión; Promto va armado con una cámara réflex e irá disparando con su ojo de cristal para retratar la historia; Gladiolus, explorador nato, encontrará más objetos a medida que vayamos recorriendo territorio; e Ignis, por último, es el encargado de cocinar, produciendo estados beneficiosos temporalmente para el grupo.
Los minijuegos de pesca, así como el resto de elementos para el ocio, como por ejemplo jugar a una mezcla de rol y pinball de mesa- se integran naturalmente dentro del mundo, dando al jugador la libertad de disfrutarlos casi en cualquier momento. Sin embargo, a partir de cierto punto las misiones secundarias pierden fuerza y pasan a estar algo descontextualizadas de la trama principal, obligándonos a ser repartidores o chico de los recados una y otra vez. Las misiones secundarias iniciales son divertidas y nos ayudan a explorar y conocer el mundo, pero tras decenas de encargos, es posible que nos invada la sensación de estar trabajando -en exceso- de recadero. Al completar una misión o batida de monstruos, el jugador es recompensado con puntos de experiencia y habilidad. Éstos últimos permitirán desbloquear habilidades exclusivas de los varios árboles que componen el progreso del grupo. Cómo en ‘Final Fantasy X’, el juego propone un tablero basado en puntos que hay que ir recorriendo y completando para desbloquear habilidades tanto pasivas como activas, así como algunas referentes al grupo, a las batallas o a Noctis, entre otros.
Sin embargo, en ‘Final Fantasy XV’ no subimos de nivel automáticamente, y aquí es donde la noche se vuelve protagonista. Al salir la luna, Eos se convierte en un mundo tenebroso, con enemigos mucho más poderosos y una oscuridad latente que nos impedirá explorar como es debido. Además, Ignis, conductor base del Regalia, se negará a ponerse al volante -aunque siempre podemos optar por conducir con Noctis-. Es por ello que resulta indispensable descansar, sea en un hotel, en una caravana o montando un campamento a la luz de la luna en lugares determinados- los llamados santuarios-. Después toca cenar -Ignis elaborará a nuestra petición una receta cuando estemos acampados-, los personajes se cobrarán la experiencia acumulada mientras descasan -y subirán de nivel las aficiones de los personajes-, de modo que es posible subir varios niveles una misma noche según el cansancio acumulado. Por supuesto, podemos optar por no dar tregua a los personajes y continuar con las batallas, pero los protagonistas no subirán de nivel y recomendarán al príncipe -de buenas o malas maneras- buscar un lugar para tomar un respiro. La amistad es un arma poderosa, y nunca está de más cumplir con las peticiones del grupo para evitar convertirse en un soberano autocrático.
Proyecciones, magias y mucho dinamismo en el sistema de batalla
Uno de los cambios más drásticos que ha sufrido este ‘Final Fantasy XV’ en comparación con sus predecesores es su sistema de combate, que abandona por completo el organigrama por turnos tradicional para ofrecernos una acción mucho más directa y dinámica. La decisión de optar por este sistema abre la puerta para ofrecer un ‘Final Fantasy’ mucho más rápido y accesible para todos. Podremos huir de las batallas en prácticamente cualquier momento, alejándonos de la zona de conflicto o preparar estrategias básicas si los enemigos todavía no nos han localizado.
Más allá de beber directamente del sistema de combate visto en ‘Kingdom Hearts’, esta nueva producción se apoya en una habilidad exclusiva: la proyección. Marcando a un enemigo con el gatillo derecho y pulsando un botón, nos proyectaremos directamente hacia él asestándole un golpe directo a costa de puntos de magia, aunque también podemos utilizarlo para escapar o proyectarnos a zonas elevadas -donde recuperaremos los puntos de magia y nuestra vitalidad paulatinamente-. El sistema se complementa con un ataque básico y otro para la guardia automática, que permite contraatacar si se acierta con el tiempo de respuesta.
El resultado factura un sistema de combate dinámico, que permite, además, el cambio de arma o magia tan solo pulsando la cruceta del mando -hay armas rápidas y efectivas, lentas y poderosas, etcétera- y realizar ataques conjuntos tan solo pulsando un botón. La sensación, horas después, es que funciona. Aunque todo tiene sus matices, por ejemplo, las magias no vienen de serie con los personajes, sino que hay que extraer los tres tipos -fuego, hielo y rayo- de los minerales correspondientes, similar a lo visto en ‘Final Fantasy VIII’. Una vez recogido el elemento será necesario introducirlo en un vial para su uso -limitado en número- en las batallas. El uso de las magias cambia en comparación con el uso tradicional que le ha dado la franquicia, y, de hecho, nos ha resultado relativamente fácil propiciar ataques muy poderosos -combinando magias con ingredientes de cocina, por ejemplo- para las batallas más duras. Eso sí, cuidado con su uso, ya que nuestros compañeros también sufrirán las consecuencias si están cerca del enemigo.
Por último, también contamos con algunos Sidéreos de nuestra parte, aunque su uso está limitado a determinadas zonas del mapa, ya que se trata de auténticos colosos y no tienen espacio para desenvolverse, ni de lejos, en una mazmorra, de modo que los veremos en circunstancias especiales. No podemos invocarlos cuando queramos, pero, cuando lo hagamos, se desplegará una secuencia que realmente es impresionante en todos los sentidos.
Cantidad de sensaciones en un hermoso y despiadado mundo
El mundo de Eos tiene la garantía del motor gráfico japonés Luminous Engine, que, desgraciadamente, sólo será empleado -de momento- en esta entrega. Así pues, estamos ante de un portento gráfico en cuanto a ambientación se refiere, reflejando un mundo con luces, sombras y el suficiente detalle como para disfrutar cada travesía en coche, dejándonos con la boca abierta con el detalle de algunas localizaciones. El ciclo día y noche también se plasma de manera sobresaliente, dejándonos casi en la total oscuridad en lugares donde no hay más luz que la que proyecta la luna, aunque contamos con una linterna de exploración que sirve de mucha ayuda.
Por su parte, los protagonistas, diseñados por el ya conocido Tetsuya Nomura, cuentan con una caracterización propia de estilo. Más allá de las estupendas animaciones y la carga poligonal de los personajes principales, el diseño de los mismos sufre un poco de la tijera japonesa: Noctis es equilibrado, aunque pequeño a ojos de Ignis; éste hace las veces de responsable y culto; Gladious es el típico fortachón; y, por último, Promto hace el rol del gracioso e impulsivo del grupo. Esta marcada caracterización funciona, pero también resta cierta sorpresa a los jugadores ya acostumbrados a como se desarrollan los roles japoneses.
Por otro lado, como es lógico, de ‘Final Fantasy’ se espera un apartado audiovisual sorprendente, y, en gran medida, Square Enix lo ha construido incluso superando las expectativas. Para el análisis del juego se ha empleado una PlayStation 4 Pro, pero la obra funciona estupendamente tanto en PlayStation 4 como Xbox One.
Si el plano técnico convence, la banda sonora del juego supera con creces todo lo que se esperaba. Las magníficas piezas de Yoko Shinomura nos hacen olvidar por completo las partituras clásicas de Nobuo Uematsu, compositor original de la serie. Violines se mezclan a la perfección con un poderoso piano y frenéticas guitarras eléctricas para componer una banda sonora sólida y capaz de despertar los sentimientos del jugador. Pero no sólo eso, además tenemos la posibilidad de ir adquiriendo en las diferentes tiendas piezas de música de otros títulos de la serie, que se pueden escuchar tanto a bordo del Regalia como en un reproductor de música que puede comprar Noctis.
Así pues, además de una selección más que inspirada de temas de todos los ‘Final Fantasy’ numerados, también podemos escuchar la música de ‘Final Fantasy Type-0’, ‘Dissidia: Final Fantasy’, su secuela, la música de la película ‘Kingsglaive: Final Fantasy XV’ y temas de ‘Justice Monster Five’ -el juego de pinball del que hablamos antes. Además, también se incluye un tema electrónico de Afrojack, uno de los DJ más reconocidos del momento; y algunos temas inspirados para la ocasión de Florence + The Machine. Atención especial merece la versión de ‘Stand by me’ con la que da comienzo la aventura.
Conclusiones
‘Final Fantasy XV’ es un producto que en cierta medida espolea la serie dinamizando sus esquemas jugables y reconstruyéndolos para adaptarse a las necesidades que demanda la actual generación de videoconsolas y sus propietarios. Este hecho no debería suponer un impedimento para los amantes de la serie tradicional, pues no hay traiciones al espíritu de la franquicia. La obra de Square Enix es una producción sólida, que independientemente de su nombre, sería capaz por sí sola de atraer el interés no sólo de los amantes del rol, también de aquella parte de la comunidad que por primera vez se aventura en estas épicas de fantasía. Algo parece seguro: a partir de ahora, la franquicia proseguirá rumbo bajo las premisas aquí presentadas, pues tienen mucho, mucho juego.
El último gran ‘Final Fantasy’ en llegar al mercado cumple sobradamente con lo prometido y esperado, pero tampoco está exento de ciertos puntos negativos: como una cámara que podría mejorar y algunas variantes más para las misiones secundarias; pero cuenta a su favor con mucha calidad en el diseño de personajes, una interesante trama, un sistema de combate más dinámico, un árbol de habilidades claro y accesible, una vertiente gráfica y artística inapelable y para poner el broche a un conjunto sobresaliente: un apartado musical que es difícil superar.
Final Fantasy XV – Ride Together