Es muy usual que, en esta clase de títulos, los usuarios se centren en la vertiente online, la más competitiva, la que no tiene fin hasta que llega una nueva entrega. ‘Destiny’ es uno de esos títulos que han sido capaces de mantenerse vivos durante casi tres años gracias a contenido nuevo, renovación de armas, misiones y desafíos que lo han convertido en un videojuego de los que pide su tiempo todas las semanas. Y si no nos lo parece, ya se ocuparán los desarrolladores de marcar el ritmo. Lo mejor es que en el caso de ‘Destiny 2’, hay de todo, empezando por una historia vibrante muy superior a la primera entrega.
Evolución narrativa de alto nivel
El primer ‘Destiny’ parecía estar tan enfocado a la vertiente multijugador, que su historia, pese a que no era mala, pasaba desapercibida por la ausencia de momentos épicos y memorables. Sin embargo, y como si el primer juego fuese solo el andamiaje, ‘Destiny 2’ arranca con la potencia e intensidad propia de una gran obra cinematográfica. Un necesario ataque de la Legión Roja que trastoca los cimientos de lo que conocíamos en la primera entrega nos obliga a arrancar casi desde cero y a la vez propicia que descubramos un aspecto de este universo aún más salvaje. Es más, durante los primeros compases y hasta que el jugador progresivamente toma posesión de su arsenal y habilidades, el título se asemeja en ciertos aspectos a cualquier RPG medianamente post-apocalíptico; una suerte de mezcla abstracta entre ‘Fallout’ y los matices de ‘The Elder Scrolls’… pero no nos olvidemos, esto es un auténtico shooter, así que todas estas comparaciones no dejan de ser simples analogías útiles a la hora de encuadrar y enfatizar algunos aspectos del juego.
Pero ya metidos en faena, aquí nos toca soltar balas por doquier. Desde el instante en el que nos enfrentamos a los invasores, el título retoma cierto aspecto de los tiroteos de la saga ‘Halo’, algo que según parece, jamás va a perder Bungie, y lo decimos con la mejor de las intenciones. Solo que aquí la campaña, que por fin está a la altura (y acompañada de un doblaje y una BSO absolutamente bestiales), no es lo único ni lo más importante. Y menos en pleno 2017, cuando podemos empezar a hablar de una etapa en la cual, los juegos han pasado de ser experiencias puntuales a convertirse en receptáculos de usuarios a los que se insufla vida sin descanso entre DLC, eventos y los propios retos que ofrece la compañía. Este es el caso de ‘Destiny 2’, ya que el juego, vuelve a optar por una serie de misiones secundarias y desafíos (véase las Raid, de las que hasta ahora sólo hemos tenido acceso a una) que garantizan nuevos contenidos durante semanas, meses y hasta que ‘Destiny 3’ asome por algún sitio, si es que lo hace. Aunque de momento, cabe pensar que es bastante plausible.
Subiendo la luz
‘Destiny 2’ se mueve por dos derroteros: nuestro nivel general y potencia, que se traduce en “Luz”. Durante los meses previos al lanzamiento se optó por avisar que la secuela se centraría en la luz, no en la oscuridad. Jugando la campaña es muy probable que, con sólo superar ciertas misiones en concreto, el jugador alcance el nivel 20, máximo de momento. Es a partir de este punto cuando el título toma dos caminos divergentes: el de ser valorado como “repetitivo” (absurdo en el momento en el que vivimos para la industria, llena de títulos de éxito que ofrecen los mismos ejercicios una y otra) o el de convertirse sin remedio en un estímulo para jugadores que acaban volviéndose adictos a sus complicados desafíos. Hablando de dificultad, en esta ocasión, tanto los niveles más avanzados, Raid, así como las Aventuras (misiones secundarias que a su vez están integradas en la historia principal pero que no son obligatorias) resultan, en cierta medida, más asequibles que en el primer título.
Esto se traduce en horas y horas de dedicación al juego y a sus variados objetivos. A ello ayuda que se fomente la exploración como método para la mejora, pues hay botines escondidos, y si a esto le sumamos que se obtiene habilidad y niveles enfrentándonos a los enemigos que encontremos, el juego gana en amplitud y profundidad. Dicho sea de paso: en el momento en el que escribimos, ‘Destiny 2’ no ha sido lanzado aún para PC, por lo que, tratándose de un juego de consola, es necesario contar con una suscripción a PlayStation Network (en nuestro caso, pues analizamos la versión para la máquina de Sony) o a Xbox Live Gold. Al menos si queremos participar en el Crisol, donde el juego se torna en un shooter por equipos de 4 contra 4 en escenarios medianamente reducidos.
Disparar es un placer
El control en ‘Destiny 2’ es el que cabe esperar en todo buen shooter en primera persona, bueno, salvo en nuestra ciudad-refugio, donde el personaje pasa a ser visible en tercera persona provocando fuertes reminiscencias de algunos MMO. En cuanto el jugador decide su destino y toma el control de la nave, el tiempo de carga pasa mientras observamos, una vez más, el relajante panorama de la órbita con nuestro medio de transporte atravesando el espacio. Después, lo clásico, y con un “punto RPG” que le sienta de maravilla: en todo momento tenemos a nuestra disposición nuevas armas, mejores piezas para nuestra armadura, distintos tipos de arsenal, diferentes decoraciones, guantes, etc. Las combinaciones deben hacerse de manera concienzuda, pensando en las mejoras o pérdidas que supone cada nueva pieza en términos de ataque y defensa. El desbloqueo de nuevas habilidades es también básico para avanzar y afrontar nuevos desafíos, así como dominar las cualidades especiales de nuestros guardianes. Al final, si seguimos bien las instrucciones, conseguiremos ser auténticos campeones. Bueno, si las seguimos… y si somos perseverantes.
La necesidad de un nivel de luz de 260 dice mucho a favor de un juego que aspira a ser longevo. Eso sí, nada de esto quita que estemos ante un título en el que disparar a todo lo que se mueva, aunque apoyándose en las diferentes técnicas de combate que nos aportan sus tres clases (Titán, Hechicero y Cazador). Bueno, eso, con sus sub-categorías y las razas, que son ya conocidas desde la primera entrega. Sí, es algo sorprendente que en el nuevo título de Bungie no contemos con razas ni clases inéditas hasta la fecha. ¿Es que se guardan algo para el futuro? En gran medida esto nos lleva de nuevo a hablar de algo que ya nombramos al principio del análisis: ‘Destiny 2’ utiliza el andamiaje del primer juego, pero lo hace mejor y más completo. Además, nos obliga a caminar más (no hay moto hasta bien entrados en el juego, así que a corretear se ha dicho). No obstante, es necesario asumir que con la cantidad de elementos que ofrece, no es para nada necesario añadir más. ¿Era mejor idea? Tal vez. Es cuestión de ponerse a jugar y perderse por sus entornos.
Espectáculo visual y sonoro
No es ninguna sorpresa que ‘Destiny 2’ luzca mejor que el primer juego. De hecho, dentro de sus cualidades, podemos asegurar que es de lo mejor que hemos visto en bastante tiempo. Mucho cuidado: estamos hablando de un mundo extraordinariamente extenso, abierto, lleno de posibilidades, con elementos que podemos destruir, con curiosidades por doquier… por supuesto que no vais a ver el mejor apartado gráfico de la generación, pero por eso hay que señalar todo el contenido que le toca reflejar. Lo hace de maravilla, es muy fluido y la ausencia en el panorama de PS3 y Xbox 360 hace que deje de ser un título bisagra y pase a exprimir los efectos visuales, luces, sombras, explosiones, batallas a gran escala, escenarios enormes, enemigos de gran tamaño y muchos, muchos personajes en pantalla.
Además, si contamos con una PS4 Pro o vamos a hacernos con la Xbox One X, el resultado es aún más espectacular tanto en detalle como en la tasa de frames por segundo. Y qué decir de la banda sonora: está al nivel de las superproducciones. Grandes composiciones con sonido orquestal, buenos coros, impresionante doblaje… se han esmerado en que ‘Destiny 2’ luzca muy bien y sin duda entra por los ojos. Ahora sí tenemos la sensación de que los personajes, incluyendo a los enemigos (por otra parte, ya conocidos) gozan del detallismo, el volumen y la robustez necesaria. Lo mismo ocurre con las naves, que siguen poderosamente el aspecto de la saga ‘Halo’, algo muy recurrente para sus creadores.
Conclusiones
‘Destiny 2’ es estable en sus partidas online, da igual si participamos en las Raid o en cualquier otro modo multijugador. Es también sólido y espectacular en su campaña, un aspecto que se sitúa muy por encima de la primera entrega. En definitiva, estamos ante una de las mejores experiencias en el campo de los juegos de disparos, especialmente si no buscamos un título que se quede en lo narrativo (pero que no se priva de ese aspecto), sino que ofrezca horas y horas de desafíos, empujándonos a mejorar y a superar los nuevos DLC. Aúna todo lo visto en el original y sus expansiones, lo amplía y nos impulsa a disfrutar de uno de los shooter más completos en la generación actual. Un título al que le ha sentado muy bien la ausencia de PS3 y Xbox 360 en la ecuación, y que planea asaltar nuestros PC dentro de poco. Bueno, y nuestras Xbox One X. Obligatorio para los jugadores más afines a los shooter que buscan una experiencia aún más intensa y con más trasfondo que la de cualquier ‘Call of Duty’ en lo que a multijugador se refiere. Y por supuesto, que seguirá vivo si Activision y Bungie deciden dedicar la misma cantidad de tiempo que su predecesor en ampliar su contenido.
Destiny 2 – Surgirán nuevas leyendas