Es cierto que el juego contaba a priori con todos los ingredientes para no desmarcarse del exitoso camino que había presentado la franquicia desde que la compañía francesa lanzó en 2003 Las Arenas del Tiempo tomando la marca original de Jordan Mechner creada en 1987, la cual conservaba el espíritu del juego original, es decir, bellos escenarios y fluidos movimientos. No obstante, todo lo demás era absolutamente nuevo, añadiéndole gran cantidad de combates, muchas plataformas y un elevado nivel de dificultad; Pero finalmente el titulo de 2008 no llegó a cuajar a pesar del nuevo estilo cel-shading, los detallados gráficos y animaciones y la incorporación de un nuevo personaje que dotó de mas sentido al argumento, gracias a la pobre jugabilidad que presentaba y a lo repetitivo de sus mecánicas, por lo que Ubisoft hace borrón y lanza Prince of Persia: Las Arenas Olvidadas como fue concebido en su revisión para la anterior generación de consolas en un peligroso movimiento de dualidad comercial.

Como os apuntábamos anteriormente, la compañía francesa toma riesgos innecesarios al lanzar el juego inmediatamente ligado al estreno de la película, pero que nadie se asuste, no tiene nada que ver con esta, aunque inevitablemente muchos usuarios asociaran la pobre experiencia que ofreció el juego anterior con el estreno de la película, pudiendo equivocadamente asociarla a una adaptación oficial de la misma y los niveles de calidad que suelen presentar, lo que sin duda podría perjudicar al juego, que como ya os adelantábamos se ciñe de forma férrea a sus orígenes con la compañía gala.

Jugabilidad

Los primeros momentos de Prince of Persia Las Arenas Olvidadas muestran una pequeña excelencia grafica gracias a una cuidadísima CGI que nos pone al tanto de la nueva situación del príncipe, que tras viajar por toda Persia para visitar a su hermano Malik, que se ha hecho cargo de un reino en las fronteras de los dominios de su padre. El gran Rey Sharaman espera que el hermano mayor adoctrine en la artes de gobierno y lucha al joven príncipe, pero no tendrá muchas oportunidades de aprender, ya que cuando llega a su destino un gran ejército enemigo amenaza el reino de su hermano.

Viendo en peligro el palacio y con sus tropas diezmadas, Malik libera un ejército que según nos indican en un primer momento perteneció al rey Salomón, confiando en detener al ejército invasor y recuperar el control en el territorio. Pero las cosas se complican, ya que el legendario ejército nunca perteneció al rey Salomón, el monarca más bien colaboró en su destierro. Así el ejército liberado se vuelve contra Malik, quien ve como los hombres que le quedan se convierten en estatuas de arena,  y se enfrenta a la desaparición del reino bajo una colosal tormenta de arena. El príncipe queda alejado de su hermano, pero en el camino encuentra a Razia, una reina Djinn que conoce la forma de acabar con el ejército de las arenas.

El argumento como podéis comprobar retoma completamente el estilo que marco la primera entrega de la saga en la anterior generación aunque con mucha menos calidad narrativa, y sus primeros momentos jugables  también, siendo algo desalentadores, ya que todo es demasiado familiar, plataformas que hemos repetido hasta la saciedad, combates que hemos librado muchas veces y situaciones que hemos vivido en muchas ocasiones. Esta sensación desaparece tras terminar las primeras misiones y nuestra primera visita a Razia. A partir de este momento el juego toma cuerpo gracias a pequeñas pero importantes incorporaciones a nivel jugable, lo que finalmente nos atrapará durante las 8-9 horas que dura la campaña.

Entre las novedades destacar la incorporación de nuevos poderes, un ligero toque RPG que le viene muy bien al juego y muchos combates con un gran número de enemigos en pantalla, sin olvidarnos de las señas de identidad de la franquicia, obstáculos, trampas, puzles, plataformas, el control del tiempo y como no, saltos, muchos saltos. Antes de pasar a comentar las novedades nos paramos a ver cómo han evolucionado los sistemas que ya presentaba el juego como saltos entre salientes, balanceos, activación de mecanismos, escalada por diferentes superficies, etc. En esta ocasión el juego presenta una curva de dificultad más elevada que en el anterior juego, y nos plantea retos realmente trabajados, además se recupera la posibilidad de morir, recomenzando en el último punto de control alcanzado. Si bien es cierto que contamos con la habilidad de retroceder en pequeños intervalos de tiempo ligados a unos orbes que iremos gastando en varios usos derivados de la magia. Como os decíamos estos orbes están ligados a una barra de energía que se irá rellenando. La utilización del tiempo nos será muy útil cuando nos equivoquemos en la realización de un salto, aunque es mucho menos efectivo en combate, ya que  el lapso de tiempo que nos permite retrasar no nos asegura salir de la zona en la que hemos recibido los golpes; La salud está representada en una barra de energía de color rojo y se puede rellenar con la eliminación de algunos enemigos y rompiendo las ánforas y barriles de madera que hay esparcidos por los escenarios.

Además del poder de retrasar pequeñas parcelas de tiempo, el príncipe ira adquiriendo nuevas habilidades, como congelar el agua, elemento que finalmente resulta demasiado utilizado en las fases de plataformas que  deja una ligera sensación de abuso por parte de los desarrolladores, o el poder de restaurar estructuras derrumbadas y otros elementos, habilitando nuevos caminos para continuar la aventura.

También contamos con poderes elementales, es decir, tierra, fuego, aire y agua, que están destinados a su utilización en las áreas de combate. El uso de estos poderes están supeditados al número de ranuras de poder que tengamos disponibles, pudiendo utilizar una por cada esfera que tengamos; Estas esferas se liberan como os apuntábamos con anterioridad al eliminar algunos enemigos o romper algunos elementos de los decorados. Las esferas rojas nos sirven para restaurar salud, las azules para restaurar ranuras de energía y las de oro nos permitirán mejorar los poderes del príncipe, elemento que veremos más adelante.

En referencia a los poderes elementales contamos con el  poder de agua, el cual nos permite crear una ola de hielo que daña a los enemigos mientras esta activa; El poder del viento que crea un remolino que hace que los enemigos retrocedan. En los niveles más altos, el remolino además de derribar a los enemigos les causa un gran daño; Continuamos con el poder del fuego, el cual nos permite crear un rastro de fuego que causa daño a los enemigos que lo tocan, además podemos saltar sobre los enemigos para quemarlos; Finalmente nos paramos en el poder mas útil, el de tierra, que genera una barrera de piedras a modo de armadura que además de protegernos nos permite causar un grado de daño adicional. Es vital controlar el numero de ranuras de energía que tenemos disponibles, ya que estás determinan el número de veces que podemos utilizar los poderes. El uso del poder del tiempo de cualquiera de los poderes elementales consume la energía de cada ranura. El número de ranuras se puede aumentar con el nuevo menú de mejoras, una acertadísima incorporación que aporta un toque RPG al juego.

Cada enemigo que eliminamos libera unas esferas doradas que se suman a modo de puntos de experiencia. Estas están disponibles desde el principio del juego y nos ayudarán a mejorar nuestros poderes. Cuando una mejora esté disponible el mismo juego nos avisará con un mensaje en pantalla. Una vez hayamos accedido al menú se pueden obtener mejoras como ampliar la barra de vida, el tiempo de congelación del agua, la potencia de la armadura de piedra, etc, todo está muy bien explicado en la sencilla interfaz creada para la ocasión, ya que tan solo con situarnos encima de las mejoras disponibles se resaltan y nos explican de forma comprensible los poderes o habilidades que nos otorga.

En referencia a los combates destacar que si bien la inteligencia artificial de los soldados de arena no es muy elevada, más bien se dedican a seguirnos por el escenario sin ninguna intención mas allá de atacarnos, la cantidad de enemigos compensa con creces la falta de mala uva estratégica de los soldados. Aún así las secuencias de combate funcionan muy bien, están bien localizadas debido a la gran cantidad de enemigos a los que debemos enfrentarnos en áreas no demasiado grandes entre fases de plataformas y puzles, y no son fáciles, además el uso de los diversos poderes le otorga un punto muy atractivo.

Los puzles como el resto de situaciones que nos plantea el juego nos traen recuerdos de no hace tanto, de cuando los juegos te obligaban a pensar en cómo funciona un mecanismo o como los diseñadores han planteado las pruebas, que en este caso además van creciendo en dificultad según se avanza en la campaña, interruptores, plataformas móviles, grandes estructuras con enormes ruedas dentadas, todo lo que últimamente rara vez encontramos y que tras rejugarlos no han perdido ni un ápice de su encanto.

Gráficos

El apartado grafico es suficiente para lo que plantea el juego, grandes escenarios resueltos de forma efectiva,  decorados sin demasiados elementos, pocos efectos, texturas algo anticuadas y animaciones algo toscas. Únicamente destacar positivamente el uso de la iluminación, que mas allá de la mitad del juego se empieza a comportar de manera brillante, regalando algunos momentos de notable plasticidad.

Los escenarios abusan de la utilización de los mismo tonos para diferentes ubicaciones, parece como si en el estudio de Montreal les hubieran dado un número limitado de colores y contrastes para que los utilizaran en casi todos los escenarios del mismo régimen, al igual que sucede con los enemigos, cuyos diseños se pueden contar con los dedos de una mano. Pero no nos engañemos, en Ubisoft Montreal son capaces de mucho más sin despeinarse, parece que las prisas por coincidir con el estreno de la película ha forzado a que el nivel grafico, sin ser malo pase por ser discreto y carente de vida.

Audio/Sonido

El juego está perfectamente localizado a nuestro idioma en textos y voces con un discreto trabajo en el doblaje sobre todo en el papel de nuestro protagonista, se echa en falta la voz original del joven príncipe. Los efectos pasan más desapercibos debido a su reiteración y la banda sonora no es de las que dejan huella.

Conclusiones

Con el Príncipe de Persia: Las arenas olvidadas, Ubisoft consigue realizar un gran juego que sin duda gustará y mucho a aquellos que se sintieron defraudados con la artística entrega anterior, es cierto que es una regresión en toda regla a la trilogía original, pero las nuevas mecánicas que incorpora conjugadas con una jugabilidad tan divertida como variada resulta muy efectiva, aunque todo sea muy familiar, los mismos escenarios, niveles y forma de resolverlos.  Es una pena que las prisas por coincidir con la película no hayan deparado algo más de tiempo para pulir algunos detalles y trabajar más a fondo los conceptos artísticos. Aunque como primer contacto para una nueva etapa no está nada mal, y además sirve para que los fans de la franquicia y la compañía francesa retomen juntos las arenas.

Carlos de Ayala