También explico que el coste que supuso el desarrollo de la segunda entrega fue menor aunque se dedicara más tiempo al mismo: “Nos las arreglamos para reducir nuestros gastos de forma significativa. Hemos oído barbaridades como que el juego costó 25 millones de dólares y cosas por el estilo pero Epic no es así. Es un buen juego y es grande, pero hemos intentado centrarnos en un juego más pequeño con cantidad de calidad”.
Capps para finalizar quiso puntualizar que la producción de un motor propio es una gran ventaja para las desarrolladoras de videojuegos: “Todo desarrollador de juegos desea tener tiempo para invertir en mejores herramientas. Nosotros invertimos mucho en hacer nuestros equipos más efectivos, y podemos hacerlo porque hacemos que cientos de otros equipos también lo sean”.