Como suele ser el caso en todas las obras maestras del diseño, el Red Bull X1 ha sido el resultado de varias versiones y múltiples modificaciones. El punto de partida fue un monoplaza con efecto ala, al que se le incorporaron una carlinga de cristal, ruedas carenadas y un potente motor sobrealimentado.
El coche resultante ofrece unas cifras impactantes: 1.483 CV a 15.000 r.p.m., una velocidad punta de 400 km/h y la capacidad de crear hasta 6 G de aceleración lateral. Sin embargo, bajo la mirada experta de Newey y su pasión por dar vida a un sueño, el diseño inicial avanzó a pasos agigantados. Así, Newey propuso emplear la tecnología del ventilador de succión. La última vez que esta tecnología llegó a la Fórmula 1 fue a finales de los años setenta, y fue prohibida rápidamente: consiste en emplear un gran ventilador para expulsar el aire de los bajos del coche, reduciendo con ello la presión y generando un enorme apoyo aerodinámico.
Este rediseño del coche demostró ser de gran utilidad en el circuito, ya que permite al X1 tomar las curvas lentas a velocidades notablemente mayores de lo habitual. Así, el X1 llegó a generar aceleraciones laterales de más de 8 G, llevando al límite el aguante del cuerpo del piloto, y alcanzó una velocidad punta de más de 450 km/h. Las prestaciones resultantes son fruto de la combinación imbatible de baja resistencia al aire, gracias al diseño de la carrocería, la carlinga de cristal y el carenado de las ruedas, de mayor adherencia en giros lentos gracias a los ventiladores, y de mayor estabilidad a alta velocidad gracias a los spoilers delantero y trasero, y al difusor trasero. Gran Turismo 5: X1 Prototype