La tasa de piratería en media ponderada se situó en el 77,3% para el conjunto de los mercados analizados en el primer semestre de 2011, un 0,4% más que durante el mismo periodo del año anterior, alcanzando un valor de 5.229,4 millones de euros, lo que supone también un incremento del 0,3% respecto al mismo periodo del año anterior. De esta manera, si se suman las cifras del último año analizado (julio 2010-junio 2011), el valor económico del conjunto de contenidos pirateados equivalió a 10.791,5 millones de euros, lo que supone un incremento del 25 % respecto al anterior periodo anual analizado (julio 2009-junio 2010). A tenor de estos datos, las arcas del Estado dejaron de ingresar un valor aproximado de 2.000 millones de euros en términos anuales en concepto de IVA e Impuesto de Sociedades.
La música vuelve a ser el sector que más sufre esta lacra, con una tasa del 98,2 %, seguida del cine, que registró un porcentaje de piratería del 73,9 % sobre el mercado legal de pago. La tasa en el segmento de los videojuegos fue del 61,7%, con un aumento interanual (semestre sobre semestre) del 1,65 %. En cuanto al valor económico de los contenidos pirateados en cada sector en los primeros seis meses de año, los datos del Observatorio señalan que en el sector de la música la cifra equivalió a 2.746,4millones de euros, seguida del cine, donde ascendió a 1.401,6 millones, los libros con 793,2 millones y en cuarto lugar el sector del videojuego con 288,2 millones.
El Director de La Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos, José Manuel Tourné, afirma que “con estas cifras, resulta extremadamente complejo el desarrollo de cualquier oferta legal de contenidos en Internet”. Entre los ejemplos pueden citarse el portal de descargas de Telefónica, Pix-Box, que se vio obligado a cerrar tal y como ya sucedió con otros casos anteriores en su intento de ofrecer una alternativa legal de contenidos, como por ejemplo MediaXpress o Yo-decido.
“Internet supone una gran oportunidad para el desarrollo del mercado de los contenidos digitales y lejos de convertirse en un obstáculo, debe facilitar el crecimiento de las industrias culturales y del entretenimiento, generadoras de riqueza y empleo como ya está ocurriendo en los países de nuestro entorno que han tomado las medidas necesarias para que las reglas de juego se respeten también en la red. Sin embargo, resulta por completo imposible desarrollar los nuevos modelos de negocio si tienen que competir contra “clones” de sí mismos que se ofrecen gratuitamente. Sólo una regulación adecuada puede permitir su verdadero desarrollo”, añade Tourné.