¿Es Elon Musk un tramposo? El rendimiento del multimillonario es cuestionado en Diablo 4 y Path of Exile 2

Escrito por  Redacción Martes, 14 Enero 2025 Noticias
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Estar en un punto de máximo interés público tiene su precio, y ser la persona más rica del planeta te convierte en un blanco constante de escrutinio. Por ejemplo, la destreza de Elon Musk en videojuegos como ‘Diablo IV’ y ‘Path of Exile 2’ ha provocado una oleada de atención en los medios de comunicación, pero entre la comunidad de jugadores más que admiración, lo que ha desatado son sospechas. Mientras sus hazañas virtuales deslumbran a propios y extraños, surge una pregunta: ¿Es todo tan bonito como parece?

Elon Musk, conocido por ser el fundador de SpaceX, Tesla y otras grandes empresas, se ha colado en los rangos más altos de videojuegos muy populares. En ‘Path of Exile 2’, logró alcanzar el nivel 95 en el Modo Incondicional, algo que muy pocos jugadores logran. También ha presumido de su posición entre los primeros puestos del ranking mundial de ‘Diablo IV’. Sin embargo, su fama mundial y apretada agenda, entre tuits y compromisos empresariales, ha llevado a muchos jugadores a preguntarse cómo logra encontrar tiempo para alcanzar niveles en estos juegos por encima de muchos profesionales.

Path of Exile 2

Estas dudas han dado pie a varias acusaciones. Algunos señalan que Musk podría estar utilizando métodos poco convencionales para alcanzar estos logros, incluyendo la posibilidad de contratar a otras personas para jugar en su nombre. Las dudas se incrementaron cuando, hace unos días, el magnate fue visto en ‘Path of Exile 2’ realizando acciones propias de un principiante, como intentar acceder a portales sin los requisitos necesarios o dejar pasar objetos de alto nivel sin recogerlos. "No tiene idea de lo que está haciendo", señalaba en pleno directo un creador de contenido con casi 900.000 seguidores en Twitch. "Esto está claramente relacionado con compartir cuentas", agregó.

Diablo IV

Lo mismo ocurrió en ‘Diablo IV’, cuando Musk alcanzó una puntuación récord en la “Fosa del Artifice”, que desató sospechas en relación a un error del juego al que pudo recurrir. “Solo hay dos estadounidenses entre los 20 mejores y yo soy uno de ellos”, presumía Musk en una publicación especializada. En realidad, durante esos días, un “bug” en el título de Activision-Blizzard permitía que la salud de los jugadores se incrementara sin motivo aparente. Pronto se comenzó a especular con que Musk (o quien juegue por él) pudo haberlo explotado. Aunque no hay pruebas concluyentes y no se pueda confirmar que realmente lo usara para lograr la hazaña, actualmente, Musk ha caído de los primeros lugares al puesto 53 en los rankings (no oficiales) de esa mazmorra.

Trampas y poder

El caso de Elon Musk en ‘Diablo’ y ‘Path of Exile’ plantea una cuestión que trasciende a la equidad en los logros virtuales. Mientras una parte defiende sus habilidades, otros ven un reflejo de los privilegios que le otorga su estatus. El análisis de su rendimiento, además de un ataque a la línea de flotación de sus autoproclamadas habilidades en los videojuegos, también se entiende como una crítica a un sistema que permite a figuras públicas aprovechar sus recursos, como tiempo y dinero, para destacar en espacios donde debería predominar la habilidad y la especialización mediante la inversión de cientos de horas.

Este escenario invita a reflexionar sobre la responsabilidad de grandes personajes dentro de la comunidad. En un entorno donde la transparencia debe ser clave, los jugadores se sienten frustrados cuando el éxito depende más de factores externos que del esfuerzo individual. Tanto si el magnate ha recurrido o no a métodos cuestionables, lo cierto es que ha abierto un debate sobre el desigual acceso a las oportunidades en los entornos interactivos, y la necesidad de garantizar que estos méritos no se basen únicamente en el capital o la influencia.

Más allá de las pantallas, los videojuegos son otro reflejo de la sociedad. En ellos, la competencia no siempre es amable o justa, y a veces la habilidad se ve desplazada por otros factores. El caso de Musk no es aislado; más bien, ilustra cómo las reglas de este mundo interactivo pueden estar tan influenciadas por el poder como las de cualquier otro ámbito.

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