Estos buenos resultados han derivado en una incomprensible exaltación de la industria y una demonización por parte del estudio de los jugadores críticos que traspasa los límites del decoro más elementales, llegando incluso a culpar de sus males a aquellos jugadores que no creen en la capacidad del estudio o piensan que aportan poco a la saga al trabajar bajo las bases implementadas por Infinity Ward.
En una reciente entrevista Josh Olin, administrador de comunidad de Treyarch se ha despachado contra este tipo de jugadores en estos términos: “pienso que, mientras la tecnología y los medios sociales continúan creciendo, la cultura social de los videojuegos va encaminada hacia algo negativo. En lugar de crecer con ella, su tendencia parece ser la opuesta. Parece que cada vez son más los jugadores que olvidan de qué se trata esta industria.” […] “Esta es una industria creativa; la forma de entretenimiento más creativa que existe. Muchos desarrolladores intentan hacer cosas nuevas y se ven frenados por eruditos, cabreados y autoproclamados fans que buscan llevar la contraria… sólo por el hecho de llevar la contraria”. Declaraba Olin olvidándose de los problemas reales de la industria, como el plagio continuo de contenidos, la falta de interés de las grandes editoras en nuevas IPs, el práctico y absoluto desamparo en el que se encuentran los desarrolladores independientes o el abuso que sufren los jugadores que compran juegos mal finalizados o incompletos y se ven breados a parches y actualizaciones, entre muchos otros males endémicos que arrastra esta industria. “Lo único que logran -estos jugadores- es atrofiar aún más la innovación y la creatividad, algo que jamás haría ningún jugador racional que desee pasar un buen rato”.