La ¿dura? vida del prisionero
Como videojuego independiente, ‘The Escapists’ hace acopio de una jugabilidad básica pero profunda en su núcleo. Advertir desde el primer momento que el título no es demasiado fácil, algo exponencial a la total ausencia de tutoriales que expliquen para qué sirve cada objeto, cómo combinarlo y cuáles son las posibilidades de huida, las cuales, dicho sea de paso, prácticamente se reducen al mínimo desde los primeros minutos de juego, de modo que el ensayo y el error es una técnica fundamental para no desesperarse en cada fase.
Básicamente, el título nos propone escapar, de multitud de maneras diferentes, de una serie de cárceles que oscilan entre las prisiones de alta seguridad con televisión por cable en la celda hasta una versión pixelada de Alcatraz. Por supuesto, cada prisión cuenta con sus rutinas, como la frecuencia de los chequeos, los momentos de ejercicio, los trabajos forzados y los compañeros del corredor, es decir, cada establecimiento penitenciario se rige por sus propias leyes.
De hecho, la primera prisión que visitamos se define como un centro de alta seguridad en el que podríamos vivir toda la vida, según comentan los propios guardias. En esta primera toma de contacto los cotilleos entre prisioneros, el deporte y el dinero son elementos que se convierten en indispensables para la huida, de este modo, durante los ratos libres habrá que ir pensando como ejecutar la fuga. Recomendamos, de hecho, coger papel y bolígrafo para apuntar ciertas referencias. En un día en prisión pueden pasar muchas cosas, pues el ambiente puede llegar a ser muy tenso si no cumplimos ciertos objetivos. No obstante, si decidimos comportarnos como unos reos ejemplares ‘The Escapists’ muestra su lado más tedioso, pues las mecánicas para aumentar atributos como la inteligencia, fuerza y resistencia son básicas y rudimentarias.
Una pala, una lima, un destornillador…
Lo mejor de ‘The Escapists’, sin duda alguna, son las posibilidades que ofrece su sistema de creación de objetos. Hasta un máximo de tres elementos se pueden combinar en función de la inteligencia del personaje para hacerse con todo lo necesario para avanzar. Los objetos podremos comprárselos a los compañeros de pasillo, siendo algunos de éstos ilegales. Éstos últimos serán requisados por los guardias si nos toca el control aleatorio, por lo que hay que ir con ojo si no queremos terminar en una celda de aislamiento, para evitarlo siempre podemos tirar los objetos ilegales por el retrete, todo un detalle.
De la misma manera, también podemos saquear los cuerpos caídos en una pelea, sean policías o reclusos, armar algún que otro disturbio, realizar pequeños encargos como dar una paliza a alguien o conseguir un objeto determinado, además de un largo etcétera que nos mantendrá ocupados la mayor parte del día. Lamentablemente, y aquí volvemos a la recomendación del lápiz y papel, nuestro progreso se ve mermado una vez que hemos sido cazado por los guardias, o si somos víctimas de un complot por parte de nuestros compañeros. Las posibilidades son varias, y es importante estar preparado para cualquier imprevisto.
Por suerte el título incluye un teléfono -de pago- que nos ayuda a la hora de combinar ciertos objetos y ofrecer pequeñas pistas sobre cómo avanzar. Por ejemplo, si mezclamos un calcetín sucio con una pastilla de jabón –o una pila- tenemos un arma para defendernos; si mezclamos cinta adhesiva con una cuchilla crearemos un puño americano; y si combinamos dos trozos de madera con un cable nos haremos con unos nunchakus. Lo mismo ocurre con las herramientas de huida, ya que podemos crear agujeros con una pala o un cepillo de dientes… eso sí, con diferentes resultados; centrarnos en copiar la llave de la salida principal utilizando masilla y devolviendo la original al guardia; utilizar los conductos de ventilación, etcétera. Cada prisión tiene una serie de puntos débiles que habrá que descubrir, de modo que si queremos hacerlo al estilo Scofield tendremos que pensar detenidamente cada paso.
En la cárcel el tiempo sobra
En cualquier caso, cabe destacar que llevar a cabo una escapada digna puede llevarnos más de una semana de juego. Esto es debido no sólo a los controles aleatorios, también a la facilidad con la que podemos morir si los demás presos se unen contra nosotros. Bastará con que uno nos tenga entre ceja y ceja para que, poco a poco, tanto presos como policías comiencen a hacernos partícipes de esa simpatía a base de mano dura.
A nivel audiovisual, ‘The Escapists’ mantiene una identidad propia gracias a su apartado técnico bidimensional. A pesar de estar ante un videojuego con gráficos extraídos directamente de décadas pasadas, los personajes y localizaciones están bien definidos y cuentan con la suficiente personalidad como para ser reconocibles en un vistazo. No podemos decir lo mismo de la interfaz. Determinados textos son demasiado pequeños como para prestar la atención necesaria. En el plano plástico e insistimos, sin ser una maravilla, cumple perfectamente su cometido, mientras que para los efectos de sonido se mantienen ese efecto chip retro que tan bien encaja dentro del estilo.
Conclusiones
En definitiva, ‘The Escapists’ se presenta y ejecuta como una obra completamente diferente. Sin duda el juego será del agrado entre aquellos que estén cansados de tanta remasterización o títulos de corte serio y realista. El equipo de desarrollo propone una jugabilidad simple a la par que profunda, dando la oportunidad al jugador de ingeniárselas para salir de las diferentes cárceles de las que se compone la obra. Además, ya se han anunciado varios niveles extra en forma de contenido descargable. De modo que no perdáis de vista la lima, la pala o lo que podáis robar del economato porque nos preparamos para la fuga.
The Escapists - Trailer