El videojuego que hoy nos ocupa corre a cargo de un pequeño estudio independiente alemán, Vlambeer. Un estudio que ya sorprendió a propios y extraños lanzando Super Crate Box y Ridiculous Fishing en los teléfonos independientes de Apple y que ahora se atreven a adentrarse en el mundo de la sobremesa, proporcionando a los adeptos de Sony un título que podrán disfrutar tanto en PlayStation 3 como en PlayStation Vita. Bajo una estética bañada en píxeles, una jugabilidad a prueba de bombas y un objetivo tan simple como lograr la máxima puntuación, Vlambeer busca de nuevo un hueco en la escena independiente presentando Luftrausers, un videojuego arcade que convencerá a los jugadores que quieran un reto sin demasiadas complicaciones.
A pesar de que la apariencia de Luftrausers puede dar una idea equivocada de lo que esconde, la obra cuenta con un componente altamente adictivo. Sin menú alguno en el que poder trastear las opciones del juego o sus modos de juego, la obra comienza con una pequeña nave con movilidad ágil en un escenario compuesto por mar y aire en el que destruir los vehículos militares enemigos. Aviones de combate, kazas, kamikazes que irán a por nosotros sin importar las pérdidas, buques que dispararán proyectiles a diestro y siniestro y portaaviones que no nos darán tregua sin ejemplos de lo que vamos a encontrarnos en esta guerra en la que sólo nosotros encarnamos al bando contrario. No existen ventajas, no existen compañeros, sólo nuestro avión y algunas modificaciones en nuestra nave para ofrecer una resistencia mejor.
Como comentamos, la obra nos lanzará directamente al juego siendo disparados de nuestro portaaviones, momento en el que durante la primera partida aparecerán algunos mensajes de texto que nos indicarán cómo movernos durante la partida. Utilizando los gatillos (o pulsando hacia arriba en el joystick) daremos impulso a nuestro vehículo, mientras que modificaremos la dirección con la cruceta o el stick analógico. Los encargados de dar rienda suelta a nuestro poder militar son los botones frontales, el que nos resulte más cómodo, y aquí terminan propiamente los controles de la aventura.
La idea de que un control tan simple como el propuesto albergue un potencial altamente adictivo no es único de este proyecto, y Vlambeer lo sabe. Es por eso que un control tan intuitivo como complicado de dominar se complementa perfectamente con la gran variedad de situaciones que, generadas aleatoriamente, darán rienda suelta a la guerra destructiva que encierra cada partida. A los pequeños aviones que intentarán derribarnos se suman los kamikazes, los aviones de caza que nos doblan en tamaño y los diferentes buques de todos los tamaños que dispararán desde el mar.
Las situaciones que se dan durante el juego son muy divertidas, dividiendo nuestro tiempo en esquivar las hordas de proyectiles dirigidos a nosotros y centrar nuestros esfuerzos en eliminar gran parte de la ofensiva, ya sea aérea o marítima. Aquí entra el juego nuestra salud. Sin identificadores de ningún tipo, recuperaremos nuestra vida cuando dejemos de disparar, avisándonos de que nuestra vida está totalmente restablecida con unos sonido diferenciados que nos indicará que podemos volver al ataque. Es muy importante destacar que nuestra agudeza visual y la pericia en el mando son clave para durar más de un minuto en la partida, ya que durante los primeros 15 segundos el juego nos da una pequeña tregua para planificarnos y a partir de ahí comenzaremos a ver como un sinfín de enemigos intenta destruir nuestra pequeña nave.
A medida que vayamos acumulando puntuación y superando los numerosos retos que propone el juego, iremos adquiriendo nuevas piezas del motor, el blindaje y el fuego. Por ejemplo, podremos equiparnos con una mejora de escudo reduciendo nuestra velocidad, aumentar el impulso de la nave, impulsarnos utilizando proyectiles desde la cola del avión, utilizar un disparo básico, un rayo fulminante y constante, equiparnos con una carga nuclear lista para estallar en cuanto seamos derribados, etcétera.
Si bien es cierto que unas mejoras están mejor equilibradas que otras y una vez adquiridas en su totalidad el videojuego pierde parte de su encanto, la gran cantidad de retos propuestos obliga a ir al hangar -lugar en el que podremos editar nuestra nave- para confirmar las diferentes configuraciones para conseguir el cien por cien de la aventura. En este punto, cabe destacar que el único escenario que propone el videojuego genera la totalidad de situaciones de forma aleatoria, permitiéndonos mover hacia la izquierda o derecha del escenario sin ningún tipo de problema, así como subir hacia las nubes altas para protegernos del fuego procedente de los buques militares.
Luftrausers propone una experiencia de juego frenética y adictiva, pero por contra peca en su totalidad de ofrecer algunos elementos que podrían haber elevado la cota de diversión hasta la excelencia. Por ejemplo, la ausencia de multijugador se explica debido a la precisión impecable que se necesita para ofrecer una experiencia de juego divertida, algo que también ocurrió con el título independiente Galaxy Wars en sus inicios, sin embargo, podría haberse incluido una simple tabla de clasificaciones entre usuarios para generar todavía más pique. Aquí entra en juego también otro elemento que se echa de menos en el proyecto: los modos de juego. El videojuego prescinde completamente de cualquier modalidad que no sea la inicial, por lo que el resultado puede terminan cansando al adicto tras múltiples partidas. Algo de variedad no le vendría mal a la obra.
Sin embargo, si sabemos perdonar estos pequeños errores nos adentraremos en un mundo basado en píxeles donde las explosiones, los destrozos y los sonidos que recuerdan a las máquinas de hace 20 años son los auténticos protagonistas. Los efectos visuales, a pesar de estar hechos píxel a píxel, sorprenden por su dinamismo y forma, así como la música, que presenta una serie de piezas -muy limitadas, todo sea dicho- que motivan al jugador a seguir disparando y volando.
En definitiva, Luftrausers se presenta como un notable videojuego arcade en el que surcar los cielos mientras disparamos a todo lo que se nos ponga por delante -y detrás-. La obra propone un estilo clásico arcade, y convencerá entre todos los usuarios que quieran divertirse sin demasiadas complicaciones. Su mecánica es simplemente perfecta, ideal para partidas cortas, aunque puede hacerse un poco repetitiva al no incluir más escenarios y modos de juego que los principales. La gran cantidad de retos propuestos para la ocasión son elevados, y nos llevará decenas de horas intentar hacernos con todos y adquirir todos los trofeos, que en este videojuego realzan su papel como protagonista. Por último, y aunque no sea demasiado necesario en la obra, Luftrausers ha llegado con textos en inglés, algo que descontentará a gran parte de la comunidad.
Luftrausers - Lanzamiento
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Victor Moyano