Héroes para los más jóvenes
Una de las grandes características de los proyectos de Level 5 suele ser su especial cuidado a la hora de tratar cada historia. Bajo planteamientos similares se estrenaron ‘Ni no Kuni’ y ‘El Profesor Layton’ con muy buen resultado en términos de narración y personajes, por supuesto diferenciándose claramente. ‘Inazuma Eleven Go’ repite esquemas, con secuencias animadas muy bien trabajadas y unos héroes y villanos que calarán hondo entre los jugadores. Tomaremos el control de Arion Sherwind y su sueño de vestir la camiseta del Raimon, equipo juvenil de Japón, y con ese sueño comenzaremos a contemplar los tópicos y roles clásicos de cualquier historia de animación japonesa. La gran cantidad de personajes que conoceremos es digna de mención, contando cada uno su propia historia y motivaciones detrás que se verán reflejadas en el césped.
Así pues, ‘Inazuma Eleven Go’ se disfraza de videojuego de rol de corte japonés y reemplaza los combates por turnos por partidos de fútbol y pachangas, creando un concepto de fútbol ideal para los más jóvenes de la casa y los amantes del manga y anime. La historia, a pesar de ser típica y contar con señas de identidad canónicas japonesas, presenta una distopía del fútbol donde el deporte ha sido corrompido: los partidos están amañados por cuestiones políticas y desaparece por ende la pasión por el fútbol. A partir de aquí, y sobre los hombros del protagonista, recae la misión de devolverle al deporte rey la gloria de antaño, gloria que se estrenó con Mark Evans y cuya aparición está justificada por el guión. De hecho, parte de la plantilla original hará aparición de una manera u otra.
Con cada pachanga, equivalente a los combates clásicos del género, ganaremos puntos de pasión y amistad, lo que nos permitirá comprar objetos y equipación así como realizar los fichajes de miembros de otros clubs, respectivamente. La gracia del juego reside en seguir el hilo conductor de la trama mientras confeccionamos nuestro once perfecto. La obra empieza enseñando sus cartas rápidamente, y quizá el gran problema que presenta este ‘Inazuma Eleven’ es la escasa dificultad que promueve fuera del terreno de juego, donde todo se resume a ir de un lugar a otro, esperar a la secuencia cinemática o la charla de rigor y repetir. Además, el mapa nos indica claramente nuestro objetivo, y las ayudas son tan evidentes que enseguida perderemos las ganas de explorar a nuestro antojo.
De hecho, cuando saltemos al terreno de juego comprenderemos porqué ‘Inazuma Eleven’ cuenta con tantos seguidores. Su sistema de juego es bastante sencillo y adictivo: con el lápiz táctil controlaremos el movimiento de los jugadores, ya sea indicándoles el camino o formalizando los pases y chutes necesarios para ganar el encuentro. Como si de un partido de Super Campeones se tratara, cada vez que dos futbolistas se encuentren aparecerá una escena cinemática donde tendremos que escoger entre varias opciones, y, en función de los atributos del personaje -y su clase-, se establecerá un vencedor u otro con una trepidante escena. Como si de magia se tratara, los jugadores utilizarán las mil y una para hacer los regates y chutar a portería de manera espectacular. Así, tanto los atributos como la clase añaden profundidad al sistema de juego, haciendo que el jugador deba entrar -mediante algunos minijuegos sencillos- a sus jugadores y enterarse de las formaciones más propicias para hacer frente a los equipos más peligrosos de la región.
Además contamos con nuevos añadidos pensados para la ocasión, como son las invocaciones de los espíritus guerreros en cualquier momento del partido, que añaden un grado más de profundidad al poder invocar a entes que desatarán su furia dentro del terreno de juego, llevando el deporte hasta su vertiente más escénica. Chutes imparables, paradas imposibles y regates que nos transportarán a la infancia son lo normal dentro de estos partidos, teniendo, por supuesto, un impacto negativo en la resistencia de cada jugador, por lo que tendremos que saber cómo y cuándo administrarlos para aguantar los noventa minutos de juego.
Partidos históricos y pachangas de domingo
Si bien es cierto los partidos de peso en la trama son realmente divertidos y nos animarán a continuar sudando la camiseta y a probar combinaciones entre jugadores, no podemos decir lo mismo de las pachangas, que a diferencia de los encuentros de verdad no se juegan en equipos de once, sino de cinco incluyendo el portero. Estas pachangas nos ayudarán a conseguir puntos de experiencia para afrontar retos mayores, y sus objetivos específicos, como son marcar el primer gol, robar el esférico o mantenerlo hasta que acabe el cronómetro son bastante monótonos tras horas de juego. Los objetivos dentro de un partido contra otro equipo son mucho más elaborados, intercalándose con escenas de historia que dan una sensación mucho más enriquecedora.
Como comentábamos anteriormente, también tendremos la posibilidad de fichar a otros jugadores pertenecientes a otros clubs o equipos. Para ello necesitaremos los puntos de amistad y algunos requisitos adicionales, como tener un objeto determinado o hacerse una fotografía en un lugar puntual. El sistema convence y es más permisivo y cómodo que en sus predecesores, pero conseguir todos los jugadores disponibles será una tarea sólo apta para el más paciente. Los partidos encadenados, otra de las novedades, nos llevarán a disputar encuentros mucho más difíciles que los originales, recompensándonos no sólo dentro del juego, sino apuntando a la habilidad del usuario.
Por desgracia, la franquicia portátil se resiste a la hora de presentar una vertiente en línea que demandan cada vez más jugadores. Más allá de opciones de intercambio de jugadores y de algún que otro desafío mediante Streetpass, el videojuego no contempla la posibilidad de fundar un club propio y comenzar a demostrar con el lápiz táctil quién es el más habilidoso dentro del césped virtual. Es una auténtica pena, puesto que la saga ya empieza a necesitar este tipo de soplo de aire fresco para los jugadores más experimentados. Quizá en entregas posteriores se contemple esta divertida posibilidad.
Las diferencias entre las versiones Luz y Oscuridad son bastante acentuadas, afectando tanto a la historia del título como a las posibilidades a la hora de confeccionar nuestro equipo. Como si de un videojuego de ‘Pokémon’ se tratara, cada versión cuenta con un equipo propio y algunos personajes y habilidades exclusivas de cada edición. Además, Mark Evans contará con una esposa diferente en cada versión, algo que abre las puertas al desarrollo del personaje protagonista de la trilogía original.
Tres años de retraso, pero notable a nivel técnico
El nivel técnico de los títulos que suele desarrollar Level 5 cuajan perfectamente con el hardware de Nintendo 3DS. Estamos delante de un videojuego que cumple los propios requisitos de la compañía: escenas animadas de corte japonés que fomentarán los momentos más álgidos del guión, modelados tridimensionales en el campo de batalla que se acompañan con efectos de lo más vistosos, entornos que recuerdan al apartado técnico de la última entrega ‘Pokémon’, etcétera. Hay que decir, no obstante, que estamos delante de un videojuego que lleva más de tres años de vida en Japón, y se nota. ‘Inazuma Eleven Go’ es un proyecto vistoso, pero que resultará insuficiente para el jugador más purista. Quizá los próximos capítulos de Arion Sherwind cuenten con un apartado técnico más sólido y actualizado.
En la banda sonora si encontramos un gran avance con respecto a sus predecesores, con melodías que nos mantienen pegados a la acción y momentos en los que gracias a las piezas melodramáticas logramos conectar con algunos de los personajes que proyecta el título. El doblaje, como lleva siendo habitual en la franquicia, está en perfecto castellano, contando además con algunas voces que reconocerán los que vieron Oliver y Benji en televisión.
En definitiva, los seguidores de la franquicia tienen una nueva cita, ésta vez dejando a Mark Evans en el banquillo y presentando a un nuevo protagonista carismático que tiene un largo camino por recorrer; mientras que los que nunca han probado las virtudes de la serie tienen la excusa perfecta para volver a ser niños con la propuesta de Level 5. La trama argumental y la jugabilidad son suficientes para atraer a gran parte del público, y, a pesar de que la primera falla a la hora de conectar con usuarios más experimentados, los partidos se resuelven de manera gloriosa y animan a continuar la historia de Sherwind desde el primer capítulo. Lástima del juego en línea.
Inazuma Eleven GO: Light & Shadow - Story Trailer
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Victor Moyano
