Sin objetivos
Desarrollado por Honeyslug en colaboración con el artista Richard Hogg, y Sony Santa Mónica, Hohokum, ha llegado finalmente para PS4, PS3 y PSVita, adoptando de manera majestuosa la filosofía de la nada. Aunque el propósito es bastante específico y puede llegar a absorber a algún jugador, ciertamente no hay muchas maneras de digerir esta inolvidable experiencia jugable de no ser por sus exquisitos colores y una sobresaliente banda sonora.
El principal defecto de Hohokum quizás sea la ausencia de un sentido o un objetivo más específico. Si bien es cierto que juegos como flOw funcionan bajo estos parámetros, el jugador dispone de tareas específicas que se trasladan con elegancia y maestría. Pero en esta exageración de la nada, PlayStation 4 se acerca a un nuevo concepto que mezcla sin ninguna astucia mecánicas de “prueba y error” con un "corredor sin fin", ya que el elemento que el jugador mueve nunca se detiene, aunque lo haga sin un objetivo ni una mecánica tangible. ¿Qué cómo funciona? En Hohokum, el jugador controla una especie de cometa con aspecto de ojo con la que debe explorar entornos ocupados por otros extravagantes seres con el objetivo de encontrar criaturas similares a su especie, pues se han perdido en un universo conectado por portales. Durante las aproximadamente 5 horas que dura la experiencia hay momentos donde se puede guiar una sirena o participar en una boda. El problema es que bajo este barniz artístico no hay nada. No existe una dinámica de juego, no hay desafíos claros y la dificultad es inherente a la confusión que genera el juego. En la mayoría de ocasiones no hay una sola pista lógica que ayude a avanzar, lo que limita al jugador a pasear, vagar y deambular por los escenarios, eso sí, al ritmo de una soberbia banda sonora que pasa por ser el elemento más destacado, con diferencia, de la producción.
Los lunes al sol
De modo que no hay pistas, indicaciones, metas, objetivos. No hay nada donde agarrarse, únicamente pasear y chocar con el entorno hasta resolver los supuestos rompecabezas y así atravesar las puertas circulares donde el jugador se embarca en otro mundo con más seres inspirados en el surrealismo y que se repiten hasta la saciedad. Más de 15 mundos explorables y prácticamente todos sin ningún propósito específico, pista o indicación. Todo se limita a moverse, ir, volver de nuevo, explorar otra pared, volver al mismo sitio, atravesar el portal, y vuelta a empezar. Y no hay nada más, excepto una dirección de arte con el claro sello de Richard Hogg y una soberbia banda sonora de Ghostly International, que ha realizado un increíble trabajo con temas de Christopher Willits, Shigeto, Tycho, Michna o Geoff White.
Conclusiones
Sony acertó cuando presentaba el juego más relajante del momento, pero como el propio Richard Hogg destacaba: "no se ha si todo el mundo le gustará Hohokum". Y no se equivocaba, ya que una fórmula colorida y una banda sonora destacada no son aliciente como para tratarse de una propuesta diferente, simplemente porque no la hay. Peca en extremo de esa fijación obsesiva por ser distinto, por marcar distancias, y está bien, pero Hohokum se ha pasado de frenada, tanto que al final se ha detenido donde se aparcan los productos que no llevan a ningún sitio.
New Hohokum - Trailer