Y es que lo que le ha ocurrido en vida al Barón, protagonista de ‘Foul Play’ junto a su compañero Scampwick, es digno de relatar, pero no de cualquier manera. Nada más y nada menos que mediante obras de teatro -que el mismo barón protagoniza junto a su fiel amigo- iremos descubriendo las idas y venidas de este cordial personaje mientras nos ganamos las ovaciones y aplausos del público. Así de sencillo y expresivo es ‘Foul Play’, que viene con la intención de darnos un respiro de grandes superproducciones apostando por un sistema de juego más que conocido, pero con algunas variaciones que lo hacen único.
De Molière a machacar botones
Así pues, cada uno de los cinco actos que promete la aventura comienza con una breve descripción que cuenta Dashforth desde el salón de su hogar, teniendo en cuenta, claro, que estamos de cara al público y la escenografía cambia radicalmente en pocos segundos. El primer acto nos servirá, como viene siendo habitual en este tipo de videojuegos, para aprender los controles de la aventura: bastará con asimilar un par de botones para atacar y defendernos para completar la aventura, aunque el sistema de juego esconde algunas variables que enriquecen la jugabilidad, aunque no demasiado.
Atacar, saltar y protegerse. En esto se resume ‘Foul Play’, además de ir completando objetivos secundarios para darle más variedad al título. Atacar por atacar no servirá de gran cosa si aburrimos a nuestro público, por lo que no sólo tendremos que estar atentos a nuestro medidor de vida, sino también al estado de ánimo del teatro para hacer un buen papel. En el cómo contentar al público reside una de las grandes bazas jugables del título de Mediatonic, pues tendremos que sumar el mayor número de combos para despertar al público de su letargo. De hecho, si en un periodo de tiempo no atacamos a nadie, los visitantes se aburrirán y aparecerá el telón que nos invita a repetir la escena.
Precisamente, aquí es donde se hace divertido el videojuego, en sus combos, que podremos ir multiplicando gracias a las habilidades de los dos protagonistas de la aventura. Por ejemplo, en algunos encuentros con los enemigos tendremos que llegar a combos que superan la centena, o derribar a un jefe enemigo en un orden determinado. Estos pequeños retos dinámicos le dan un segundo objetivo al jugador, y, pese a que no son excesivamente diferentes entre sí, le dan al juego una serie de retos que engancharán a los más clasicistas.
A medida que vayamos adquiriendo experiencia subiremos de nivel, abriendo nuevos movimientos y permitiendo equiparnos amuletos, que conseguiremos resolviendo retos y haciendo escenas perfectas. Estos objetos equipables nos dotarán de poderosas e interesantes habilidades, y, por suerte, no son pocos los que podremos seleccionar.
Cinco obras, cinco historias
Otro de los rasgos identificativos de la obra, y precisamente éste es uno de sus puntos fuertes –con permiso de la clásica jugabilidad- es su puesta en escena, nunca mejor dicho. Los diálogos e historia no son excesivamente profundos, pero dejan entrever las buenas intenciones de la desarrolladora y su mimo a la hora de querer alzar al Barón Dashforth como un personaje para la posteridad.
Como decíamos, los escenarios irán modificándose a medida que avancemos por los niveles, y los actores secundarios y extras irán siendo derribados por nuestros protagonistas, lo que les obligará a salir arrastrados de escena. Los efectos especiales están precedidos por cuerdas, e incluso veremos al apuntador en más de un apuro intentando resolver gajes del directo. Estos pequeños y divertidos detalles dibujarán más de una sonrisa al jugador.
La variedad de escenarios es digna de mención: desde desiertos plagados de esclavos que vendrán hacia nosotros, hasta catacumbas llenas de góticos pasando por momias y generales británicos. Un total de cinco funciones están disponibles en ‘Foul Play’, con sus respectivos jefes finales, relatando así la historia del barón, por lo que no nos llevará más de cuatro horas completar el videojuego. Por suerte, los anteriormente comentados retos aseguran la rejugabilidad del título, así como los logros, que no son excesivamente fáciles de conseguir tal y como acostumbran a aparecer en el género. La música, por su parte, cuenta con una buena caracterización, y es lo suficientemente variada como para acompañar perfectamente cada escenario sin desentonar, mientras los gruñidos de los personajes hacen la función de las voces de reparto.
Pero sin duda, el cénit de la diversión en ‘Foul Play’ reside en su modo cooperativo multijugador, que podremos disfrutar con un amigo en la misma consola o a través de Internet. Esta vertiente aumenta exponencialmente el grado de diversión, aunque no llega al nivel de máximos del género como ‘Castle Crashers’.
Como conclusión, cabe señalar que ‘Foul Play’ llega a un precio de 14,99€, un precio quizá elevado para el conjunto que ofrece la desarrolladora Mediatonic. Pese a que podría haberse trabajado un poco más el sistema de juego –abriendo nuevas habilidades, por ejemplo-, no deja de ser un videojuego entretenido que se deja jugar, ideal para pasar un par de tardes entretenidas pero que, lamentablemente, no cuenta con los ingredientes necesarios como para considerarse un indispensable. Una lástima, ya que su puesta en escena es perfecta, la narración del título es original y el personaje del barón, pese a parecerse inexplicablemente al Sr. Monopoly, tiene algún que otro momento memorable.
Victor Moyano