'Brothers' empieza con una historia cruda, triste, pero a la vez bella y romántica. Nos embarcamos en el viaje de dos hermanos cuya única misión es conseguir el Agua de la Vida, el único elemento de la tierra capaz de restaurar la salud de su moribundo padre.
Un viaje fantástico hacia los límites de la imaginación
La esencia que comparte 'Brothers: A Tale of Two Sons' es su perfecta cohesión en todo momento. La narrativa, apoyada por un idioma completamente inventado, mantiene la sintonía en todo momento junto a su jugabilidad, menos convencional de lo que puede parecer en un primer momento. De hecho, nos olvidamos por completo de jugar en cooperativo, tal y como muchos curiosos se habrán propuesto, para controlar, en tiempo real, a los dos hermanos protagonistas de la historia.
Dejamos sistemas para alternar personajes o controlar el segundo varón con la inteligencia artificial del título para conectar, en todo momento, con los protagonistas al mismo tiempo. Para ello emplearemos los dos sticks del mando, uno para cada hermano, haciendo la experiencia de juego en un inicio algo poco desconcertante, pero que se torna natural pasados los primeros tramos de la aventura. 'Brothers: A Tale of Two Sons' es un videojuego destinado para un único jugador, sin opciones cooperativas.
Aquí entra en liza otro de los pilares fundamentales del título, y que se apoya en la narrativa: la colaboración entre los hermanos. Es evidente que tener dos personajes con las mismas características no tendría sentido, y por ello el estudio dejó claro, en su día, que los hermanos mayores y pequeños tienen roles completamente diferenciales. Así, el hermano mayor puede hacer uso de su fuerza para mover elementos que el pequeño es incapaz, pero éste, a su vez, puede colarse por lugares más estrechos, abriéndole el camino a su hermano. La colaboración y cooperación es fundamental e imprescindible, y los puzles van preparando al jugador a medida que avanza la aventura.
En contraposición, pues no todo en 'Brothers: A Tale of Two Sons' es bueno, nos encontramos con una dificultad más bien nula que nos invita a preguntarnos cómo habría sido un título de estas características -o incluso una segunda parte ambientada con otros personajes- con más tiempo para trabajar en los rompecabezas. Y es que, el reto que propone Starbreeze es bastante gradual, pero sin llegar a esos momentos inspiradores y satisfactorios una vez hemos superado un tramo complicado.
A esto se le suma una duración que es, cuanto menos, escasa. Entre cuatro y cinco horas de juego -estirándolo demasiado y parándonos a ver los bellos parajes que presenta la obra- nos durará la escaramuza principal de la aventura. Y, una vez hayamos completado la historia, únicamente tendremos como incentivo conseguir todos los trofeos -o logros, según la plataforma-. No existen modos anexos, y, sinceramente, una vez completada la aventura principal, cuyo final nos dejará con la boca abierta, parte de esa novedosa esencia se esfumará.
La belleza del título y sus pequeños incentivos
Evidentemente al tratarse de un videojuego ya aparecido en la sobremesa anterior, todos aquellos usuarios que ya hayan disfrutado de sus virtudes encontrarán que poco o nada les puede aportar esta revisión. Si bien es cierto el título incluye la banda sonora y algunos videos comentados por el director de la obra, la revisión únicamente ha hecho hincapié en mejorar algunos detalles técnicos y gráficos para hacerlo más bello -si cabe- de cara a su presentación para la nueva generación de videoconsolas.
Poco más han querido añadir, y poco más es necesario para disfrutarlo, si no lo hemos hecho ya. Cabe destacar que el título no ha recibido ni contenidos descargables, ni segundas partes, ni ningún extra más allá de alguna actualización menor, por lo que consideramos que su precio reducido es lo suficientemente atractivo para los usuarios que no conozcan la historia y busquen experiencias emotivas. Sin embargo, para el que ya disfrutó en su día del juego, poco o nada le puede ofrecer ya.
Apuntábamos que la obra ha mejorado algunos puntos basados en cuestiones técnicas, y, ciertamente, algunos elementos en pantalla lucen mejor que en la versión de Xbox 360, como por ejemplo la luz y algunos reflejos. Sin embargo, el ingrediente principal de este atractivo menú lo compone su dirección artística, que mezcla con ciertos elementos fantásticos con otros más cercanos a la realidad. Criaturas desconocidas se dan la mano con la crudeza de algunos elementos distintivos del ser humano -como la sangre, la guerra, y todo lo que ello conlleva-, ligándolos y llevándolos al jugador de manera magistral. En este punto, la banda sonora juega un papel muy claro, y es que las diferentes piezas que van recorriendo nuestros oídos encajan, sin miramientos, con todo lo que está pasando en la aventura, atenuando el ritmo o acelerándolo en función del movimiento de los hermanos.
Conclusiones
Como conclusión, no podemos más que animar al jugador que busque otro tipo de títulos, mucho más afines a elementos emotivos que a la acción desmesurada que ofrecen los súper ventas del momento, a probar este 'Brothers: A Tale of Two Sons'. Su puesta en escena, sin llegar a ser considerada obra maestra convence; sus mecánicas, que obligarán al jugador a redistribuir los controles clásicos para adaptarlos a un juego de dos protagonistas simultáneos, ofrecen una novedosa propuesta que, sumado a los puzles y su narrativa, cautivarán hasta al jugador más insensible. Toda una suerte que, entre tantas ediciones remasterizadas, ediciones finales y mezclas extrañas, aparezca un título que apuesta por el mensaje, la jugabilidad y la emotividad. Sin duda alguna se debería apostar más por este tipo de proyectos.
Brothers A tale of two sons - Lanzamiento PS4/Xbox One