Definido por gran por gran parte de la comunidad como un ‘Grand Theft Auto’ mucho más alocado y frenético, la propiedad intelectual de Avalanche Studios se estrena en Xbox One, PlayStation 4 y ordenador manteniendo y explorando todos los ingredientes que lo hicieron grande en su día: mundo abierto, cientos de explosiones, una historia llena de clichés y, como no podía ser de otra manera, la anarquía por bandera. Nos adentramos en el archipiélago de Medici para causar el caos al tiempo que salvamos a sus residentes de una dictadura militar.
Rico Rodríguez y su gancho
La trama argumental de ‘Just Cause 3’ cabría en un único folio, sin que esto sea necesariamente malo. El protagonista de la aventura, Rico Rodríguez, aparece en escena con sus estupendas habilidades para hacer frente, en esta ocasión, al General Di Ravello, un dictador que tiene al pueblo oprimido como bien mandan sus cánones. Entre ellos se sitúan unos personajes secundarios que, como Rodríguez, están en contra de la falta democrática, ayudando a nuestro protagonista a hacer frente, casi en solitario, a esta amenaza territorial.
Así de simple y efectiva es la trama del título. No existen los giros –innecesarios- de guión. No existen personalidades que conecten con el jugador, ni tampoco momentos que toquen la fibra sensible. Tenemos un objetivo claro, y jugaremos para llevarlo a cabo. Y en el cómo, precisamente, es donde ‘Just Cause 3’ despliega todo su poder.
Para llevar a cabo esta titánica empresa seremos bendecidos con uno de los utensilios más divertidos y gratificantes que hemos probado en los últimos años: el gancho, que, combinado con un paracaídas automático, nos permitirá movernos libremente por el vasto escenario del juego. Nuestro gran aliado nos permitirá no sólo causar estragos en los tiroteos, sea acercando bidones explosivos a nuestros enemigos, sino que también es fundamental para recorrer rápidamente el escenario, buscar una cobertura mayor y, por qué no, situarnos en los bajos de un helicóptero enemigo. Así, desde los primeros compases de la aventura, el jugador tiene el control absoluto de la situación.
Esta es una de las grandes bazas del título de Avalanche Studios, pero durante las primeras dos horas de juego de ‘Just Cause 3’ pone todas las cartas sobre la mesa. En menos de una hora ya habremos conducido un tanque, habremos robado un helicóptero enemigo que previamente nos tenía en el punto de mira, habremos explotado más de un asentamiento militar enemigo y nos habremos estampado con un coche ante un puesto de carretera. Todo esto, por supuesto, con muchas explosiones entre medio.
La rutinaria vida del archipiélago
El archipiélago de Medici da mucho juego en ‘Just Cause 3’. El escenario es inmenso y lo suficientemente variado como para que el jugador se pierda, rápidamente, entre las diferentes secciones controladas por el dictador. Lamentablemente, la sensación de tener cientos de mecánicas a nuestra disposición se disipa de manera tajante, pues las primeras cinco horas de juego serán exactamente igual de frenéticas que las cinco últimas, con el factor del desgaste en contra, claro.
Y es que, tras el fantástico inicio de juego, donde se estrenan todas las mecánicas posibles, poco a poco nos va rodeando una sensación de rutina que poco encaja con la realidad que vemos en pantalla. Es decir, que después de liberar unas cuantas regiones nos preguntaremos si las restantes ofrecerán algo más de variedad. La respuesta es no.
Lamentablemente este es el punto más flojo de la obra: unas mecánicas que se repiten continuamente hasta la saciedad. El estudio ha optado por poner toda la carne en el asador durante el primer tramo del juego, lo que se traduce en un inicio brillante en términos de frenesí que va desinflándose poco a poco hasta llegar a un mar en calma. En este punto, será el jugador quién decida continuar una aventura que obliga a liberar ciertas regiones del archipiélago para poder acceder a los últimos capítulos de la historia.
Llegar a los títulos de crédito nos llevará, aproximadamente, 20 horas de juego. Sin embargo, la longevidad se multiplica si queremos liberar todas las ciudades, hacer las mejores marcas –batiendo a nuestros amigos y a otros usuarios en la red-, recoger todas las mejoras, erradicar a todos los militares y conseguir todos los trofeos y logros que compone el juego. De nuevo, la sensación de déjà vu vuelve a ser peligrosa.
En este punto, Avalanche Studios ha intentado llevar todo el frenesí al jugador utilizando para ello una jugabilidad que mezcla los títulos de aventuras con los títulos de acción en tercera persona. La sensación es rara, pues los tiroteos son frecuentes y las coberturas –más allá del uso del gancho para evitar proyectiles enemigos- son nulas, como también lo es la retícula que nos ayuda a apuntar y disparar. El control del personaje es extraño al principio, pero el juego nos adoctrina para utilizar el gancho y salirnos de los cánones establecidos, sembrando el caos rápidamente y centrándonos más en la acción directa que en la metodología estratégica de las coberturas.
Cantidad de tiempos de carga
Lamentablemente esto tiene un precio, y es que conseguir mover este tipo de situaciones requiere una serie de cálculos de procesamiento que han obligado a la desarrolladora a incluir multitud de tiempos de carga que rompen el ritmo de juego en todo momento. Al mismo tiempo, y aunque advertimos que ‘Just Cause 3’ no es un prodigio a nivel técnico, la tasa de imágenes por segundo desciende por momentos cuando provocamos más explosiones de la cuenta, lo que sin duda no perdonarán los usuarios más técnicos. En este sentido, la versión de Xbox One ha sido la más perjudicada, con más bajones habituales que en su versión para PlayStation 4.
En cualquier caso, es muy gratificante surcar los cielos sobre un avión, bajar a un asentamiento militar, robar un tanque, destruir a todos los enemigos, esperar que venga un helicóptero enemigo, robarlo y poner rumbo a otra región en menos de cinco minutos. Insistimos: ‘Just Cause 3’ es muy, muy frenético, y aún con los problemas técnicos que acarrea, es divertido a más no poder.
La banda sonora del título también cuenta con una selección de ritmos mediterráneos que encajan muy bien con la fotografía que muestra en pantalla. Al mismo nivel se encuentra el doblaje en castellano, caracterizando a la perfección unos personajes carismáticos y sumamente predecibles.
Conclusiones
En definitiva, ‘Just Cause 3’ entra en la nueva generación de videoconsolas con un motivo muy claro: divertir desde el primer minuto. Su puesta en escena, las variopintas mecánicas que se estrenan y su jugabilidad, hacen del proyecto un auténtico reclamo para aquellos jugadores que quieran pasar un buen rato sin demasiadas pretensiones. Al mismo tiempo, este hecho hace que el título pierda fuelle más allá de la mitad de la aventura, y sus mecánicas se acaban repitiendo. No estamos ante un producto de sobresaliente, pero sí de un notable alto que, pese a sus errores, tiene mucha marcha que ofrecer.
Just Cause 3 - Trailer de Lanzamiento