La polémica sobre Diablo III en estas primeras semanas del juego en las tiendas ha crecido por momentos, y no es para menos. La curiosa forma de traernos Blizzard un juego con un alto contenido para un jugador, no ha dejado de extrañar y horrorizar a los jugadores de medio mundo a partes iguales. No estamos ante un mal juego, más bien es una obra maestra, pero los continuos problemas de conexión que hemos podido sufrir, ralentizaciones por culpa de la obligatoriedad de estar conectados a Internet para jugar el modo de un jugador, y diversos fallos en algunas de sus opciones (como los logros o metas del juego a superar y las del sistema de compra/venta de objetos entre usuarios) ha creado demasiada crispación entre muchos de los jugadores que han podido tenerlo en sus compatibles.
Metiéndonos de lleno ya en la historia del juego, nos encontramos con un nuevo momento de suma delicadeza en el universo Diablo. Hordas terribles de todo tipo vuelven para asolar con el mal el mundo conocido, siendo la única esperanza nuestro héroe esperado. Como podéis observar, estamos ante un apartado narrativo más bien flojo y con demasiados altos y bajos en la historia, aunque esto es lo de menos en un juego de estas características.
Diablo no es un juego creado para que nos podamos deleitar en su fabulosa historia, sino que está pensado para que esa excusa se convierta en la base de un juego en el que tendremos que eliminar el mal a golpes, sin pensar demasiado contra qué estamos luchando o el porqué de lo que hacemos. Aun así, la historia de Diablo III nos dará momentos bastante destacables, consiguiendo sacar esa pequeña lagrimita a los seguidores de la saga y sorprender a los demás.
Jugabilidad
Si la saga Diablo destaca en algún aspecto concreto es sin duda en la de la jugabilidad. Uno de los elementos que podían ser más criticables en la anterior entrega fue, posiblemente, lo endiablado, valga la redundancia, de su sistema de mejora de habilidades. En esa entrega, los jugadores tenían que conocer de una manera bastante profunda todas las mejoras que podía tener nuestro personaje para poder crear un héroe más o menos competitivo frente a las hordas de enemigos que nos esperaban. Esto ha sido subsanado en la nueva entrega que estamos analizando, pero de una manera muy extrema.
En esta ocasión nos encontraremos con un sistema de habilidades que se basará en ir consiguiendo nuestras skill o habilidades a medida que vamos avanzando de nivel con nuestro personaje. De esta manera, Blizzard ha quitado esa personalización que nos brindaba en su anterior entrega para darnos un sistema mucho más simplificado y que ayudará mucho a los iniciados a la saga, pero que no gustará en exceso a los que esperaban un reto o un cambio distinto en el planteamiento de las habilidades del nuevo Diablo.
Estas habilidades a su vez podrán ser personalizadas con el sistema de runas. Estas runas podrán cambiar levemente el funcionamiento de cada una de las habilidades que tengamos seleccionadas, siendo uno de los momentos en los que tendremos que pensar mejor si poner una u otra, ya que de esto puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte en los niveles más altos de dificultad, aunque de manera general no nos supondrá demasiado en las batallas.
Las características de nuestro personaje como fuerza, destreza, inteligencia o similares ya no dependerán de nosotros tampoco. Blizzard ha simplificado de una manera bastante agresiva Diablo III, dando un sistema que aumenta nuestras características de manera automática, comportándose de una manera muy equilibrada en el modo de dificultad normal de juego, pero que en niveles superiores y sobre todo en el cooperativo online con otros jugadores, se echa en falta esa personalización para crearnos personajes centrados en un tipo concreto de habilidad.
Otro factor importante para mejorar a nuestro protagonista será el equipo. Esto ha sido siempre una de las bases de la saga Diablo, retando al jugador para que consiga lo mejor de lo mejor dentro del título, provocando que el jugador quiera constantemente mejorar todo lo que pueda las armaduras y elementos equipados en nuestro personaje. Así, tendremos dos opciones para poder mejorar nuestro personaje equipándole mejores objetos: comprándolos en la Casa de subastas o matando enemigos para que nos den esos objetos tan preciados. En esta última opción tendremos que pasarnos horas y horas matando a cientos de enemigos concretos para que nos puedan suministrar un item u objeto específico, siendo la predecible acción para los más fieles a la saga. En cuanto a la otra posibilidad para hacernos con este equipo, la Casa de subastas, podremos conectarnos a los servidores de Blizzard (de los que por cierto nunca podremos salir para poder jugar) y ver todo el catálogo de objetos que la comunidad de jugadores ha puesto en venta. Dentro de esta modalidad hay que destacar que podremos comprar y vender de dos formas distintas: por dinero del propio juego y por dinero real, quedando esta última opción todavía por activar.
Nuestro equipo también podremos mejorarlo con diversas gemas. Estas nos darán diferentes bonificadores según el elemento del equipo donde las equipemos. Es importante destacar que no todos los objetos de nuestro equipo podrán ser mejorados con gemas, siendo esta opción reservada para aquellos objetos que tengan la posibilidad para ello.
En cuanto al sistema de combate, estamos ante un juego ambientado en el género Hack’n Slash o de acción frenética. Así, estaremos frente a frente a hordas y hordas de enemigos (siendo estas incluso más numerosas cuando lo jugamos de manera multijugador) a las que tendremos que ir eliminando pacientemente usando todo nuestro ingenio y las habilidades y características especiales de las que hayamos pertrechados a nuestros personajes. Un título puede pecar de repetitivo en este concepto, pero hay que tener en cuenta que este género exige este estilo de planteamiento, no siendo un punto negativo para nadie que quiera enfrentarse a este género cara a cara.
Modos de juego
Los modos de juego que tendremos disponibles serán básicamente dos: el modo individual y el modo cooperativo. En el modo individual tendremos que enfrentarnos a la aventura solos, teniendo que enfrentar a las hordas sacadas del mismísimo averno nosotros y nuestros desafortunados ratones a los que estaremos dándole un uso persistente en esos momentos. En cuanto al modo multijugador, podremos disfrutar del título de manera cooperativa con nuestros amigos, siendo únicamente necesario dar el nombre con el que nos hemos registrado en la web battle.net, lugar donde deberemos haber inscrito el juego para empezar a jugar.
Estos modos de juego son sazonados con un abanico bastante amplio de dificultades, las cuales alargan de una manera bastante considerable el título que estamos analizando, aunque su curva de dificultad no es todo lo buena que cabría esperar.
Sumándole a todo lo que hemos contado anteriormente está el modo de juego Incondicional. Este modo podremos activarlo al crear nuestro personaje y consistirá en que en el momento que nos maten en el título nuestro personaje no podrá revivir. Un modo solo apto para cardíacos y jugadores con ganas de un reto digno de ellos.
Gráficos/Audio
En el apartado técnico, Diablo III nos ha convencido sobradamente. Aunque no tengamos el apartado gráfico que pueda explotar nuestros PC hasta extremos nunca antes vistos, Blizzard ha conseguido darnos un apartado visualmente efectista, con una genial paleta de colores y, muy importante, compatibles con ordenadores de hace media década.
Dentro de lo sonoro, la desarrolladora no ha podido darnos otra cosa que una clase de cómo doblar y poner audio en un juego. Con un doblaje al castellano simplemente sobresaliente y una banda sonora que no dejará indiferente a nadie, no siendo extraño coger el CD de la música del juego y ponernos a escucharlo una y otra vez, si has tenido la suerte de adquirir la edición de coleccionista del título.
Conclusiones
Un juego directo y sencillo que conseguirá atrapar a jugadores experimentados y usuarios menos avezados en esto del ocio electrónico. Un título que nos ha traído de una manera sobresaliente el nuevo mundo de Diablo en 2012. Compra obligada para cualquiera que considere que le gustan los videojuegos y encima dispongan de un PC que pueda ejecutar el software de una manera fluida.
Diablo III - Opening Cinematic
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Rafael Cruz Durán