Entre la locura y la supervivencia
En su primera toma de contacto, Deadlight se presenta ante el jugador como la misma sociedad que muestra la pantalla, es decir, con una combinación de elementos informativos que no terminan de situarlo. Este irá comprendiendo mejor el trasfondo de la historia según se sucedan las situaciones gracias a la pericia con la que se han manejado los tiempos narrativos, ya que de poco sirve plantear una propuesta de juego acertada si el argumento no es capaz de mantener al jugador interesado todo el tiempo que dure la experiencia. Pero este no es el caso de Deadlight, que desde sus primeros compases es capaz de instalar en el jugador cierta sensación de angustia, lo que indica que logra muy buenos niveles de inmersión.
En el juego adoptaremos el papel de Wayne, un hombre separado de su familia por la vorágine Zombi que ahora intenta encontrar a su mujer y su hija, mientras, se mantiene vivo como puede con un reducido grupo de supervivientes en un mundo donde las opciones de continuar con vida mucho tiempo son casi nulas. En su búsqueda, este hombre normal de mediana edad tendrá que lidiar con todo tipo de situaciones para ir avanzando en un juego de scroll lateral que utiliza de forma magistral la oscuridad para permitir una especie de macabro juego de sombras. Pronto nos enfrentaremos a los primeros no-muertos y a los primeros puzles; recogemos páginas del diario de Wayne que nos ayudarán a comprender más sobre la búsqueda, el personaje, su mujer y su hija. Pero cada paso supone un nuevo sacrificio, ya que además de los zombis, muchos de los supervivientes y los soldados que intentan luchar contra la plaga no están dispuestos a que continuemos con nuestro viaje. Algo que a la postre resulta muy peligroso.
Un peligroso viaje a ningún lugar
En ocasiones Wayne se verá obligado a correr para huir de las hordas de zombis o llamar su atención para reunirlos en grupo, destacando nuestra presencia con el fin de escapar con más facilidad de una muerte segura, pues básicamente debemos evitar el contacto con los infectados para culminar el traumático trayecto. Pero además de estas cobardes y necesarias técnicas de supervivencia, en Deadlight, se pueden utilizar algunos recursos más contundentes como un hacha, un tirachinas con el que activar algunos interruptores, armas de fuego e incluso acciones cuerpo a cuerpo con empujones y patadas, casi todo lo necesario para afrontar la amenaza sin ninguna seguridad y de frente, aunque esta nunca sea la mejor opción dada la dureza de los infectados, que únicamente son eliminados cuando la cabeza deja de estar unida al cuerpo. No obstante, Wayne cuenta con las limitaciones que le impone su resistencia y su salud, lo que reduce demasiado las opciones en combate. El personaje se cansa con mucha facilidad y queda prácticamente a virtud de las ansias de sangre de los no muertos. Aunque disponemos de armas de fuego como un revolver o una escopeta, la munición es escasa en Seattle, donde se enmarca el juego. Por otro lado, suponemos que la ausencia de bolsillos en la ropa del personaje impide que este pueda llevar botiquines consigo, de modo que tan solo se podrá recuperar de sus heridas en determinados puntos.
El mapa de controles que incorpora Deadlight ofrece comandos que permiten que cualquier tipo de jugador sea capaz de disfrutar del descargable del estudio español. El uso de las armas se presenta sencillo e intuitivo, sin embargo la habilidad del jugador no es tan determinante, ya que en ocasiones se deja notar cierto retraso entre la pulsación del botón correspondiente y el reconocimiento del movimiento, algo que asegura una nada despreciable cantidad de muertes gratuitas Afortunadamente, en Tequila Works no han escatimado en puntos de guardado. Otro de los elementos que pasa desapercibido en el juego es el sistema de mejora del personaje, que a lo largo de toda la odisea apenas recibirá un par de extensiones para la barra de vida y energía en el mejor de los casos.
Gráficos/Audio
A pesar de contar con una ambientación desalentadora y gris, Deadlight se permite el lujo de presentar el caos con una hipnótica belleza. El gran trabajo realizado con los efectos de iluminación, escenarios y texturas dejan un agradable sabor de boca. No obstante, la calidad visual no sólo se muestra durante las fases. Todas las transiciones entre niveles están bien diseñados con algunas animaciones que se combinan lentamente para ir apuntalando el perturbador desenlace. Fijando de nuevo la mirada en la pantalla, se puede advertir la silueta del personaje sin prácticamente ningún detalle. Del mismo modo, los zombis no siempre son claramente visibles excepto por su silueta o el brillo de sus terroríficos ojos. Sin duda un planteamiento visual tan bueno como arriesgado. De todos modos, Deadlight 'mete la pata', o más concretamente 'las manos' con las limitaciones de colisión en las paredes, algo que básicamente permite que las texturas se superpongan. Tanto, que es muy común ver los brazos de los zombis que están fuera antes de entrar en un lugar determinado. De todos modos los jugadores no deben preocuparse por este detalle, ya que en estas situaciones los enemigos no pueden causar daño estando al otro lado de la pared. Del mismo modo, algunos de los objetos de los decorados tienden a desaparecer sin explicación alguna. Para ir finalizando, el juego llega a nuestro país con las voces en inglés y los textos de pantalla completamente localizados en castellano. Destaca la composición de la música, bastante acertada a la hora de acompañar el mundo apocalíptico en el que se desenvuelve.
Conclusiones
Deadlight no es un juego perfecto, ya que incluye ciertos errores en los comandos; tampoco es revolucionario, pues los elementos principales de la receta son demasiados comunes, pero se las apaña perfectamente para combinar un conjunto de características que permiten una experiencia bastante recomendable para cualquier tipo de jugador.
Deadlight - Tráiler de lanzamiento
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Elric Ruiz