Cuando uno piensa en un videojuego de simulador, es normal que a continuación se haga una pregunta: “¿para qué quiero yo jugar a algo realista en lugar hacerlo con algo que me permita ser un superhéroe, cazar monstruos gigantes o conducir coches de alta cilindrada sin consecuencias para mis cervicales?” No pasa nada por tener estas dudas al oír nombres como Car Mechanic Simulator 2015 o Farm Expert Simulator 2016, pero sería un error no prestarles la atención que se merecen, pues el género de la simulación cada día pega con más fuerza – tanto en serio como en las versiones cómicas – y empieza a despuntar en cuanto a gráficos y posibilidades. Al fin y al cabo, los videojuegos están alcanzando la verosimilitud en cuanto a la recreación detallista de lugares y objetos que no debería extrañar a nadie que algo de esto se contagie para hacer cosas del mundo real.